jueves, octubre 30, 2008

30-10-08. Los consejos

Hoy traje unos consejos, que sirven para este período de crisis financiera que vivimos, pero también para muchas otras situaciones en la vida.

Lo interesante es que están sacados del Martín Fierro (1). Lo que conocemos por el Martín Fierro es un poema gauchesco, narrativo, que en realidad se publicó en dos partes. En 1872 vio la luz la primera, llamada El gaucho Martín Fierro, y posteriormente, la continuación, que se conoce como La vuelta de Martín Fierro, fue publicada en 1879.

En este poema, que tiene más de cien años, podemos encontrar consejos que sirven para la crisis financiera mundial del 2008. ¿Por qué es esto así? ¿Es tal vez que José Hernandez, su autor, sabía mucho de finanzas globales? Definitivamente no creo. De hecho voy a citar consejos dados por un personaje que ni siquiera se podría asemejar a un fino corredor de bolsa de una gran capital del mundo. El personaje en cuestión es el Viejo Vizcacha, que por vueltas de la vida termina criando al hijo menor de Martín Fierro.

Este hombre –que en el mejor de los casos sólo podía calificar como de dudosa moral y reputación– da una serie de consejos; algunos más correctos desde un punto de vista ético, otros menos, pero lo cierto es que muchos de ellos son aplicables y lo seguirán siendo, porque tienen que ver con la sabiduría básica; esa aplica tanto a las crisis financieras del siglo XXI como a las guerras del siglo XV, o a las evoluciones del pensamiento que vayan a aparecer en el siglo XXX.

Consejo viene del latín consilium, que quiere decir entre otras cosas parecer, o sea opinión, pero también, entendiendo la palabra más profundamente, se usaba para referirse a prudencia, buen sentido, o razón.
Estos consejos del Viejo Vizcacha tienen que ver con el buen sentido, con la prudencia, por eso me parece que vale la pena recordarlos.

El primero dice así:

"El hombre, hasta el más soberbio,
Con más espinas que un tala,
Aflueja andando en la mala
Y es blando como manteca,
Hasta la hacienda baguala
Cai al jagüel con la seca".

Con la bolsa subiendo o el barril de petróleo a 150 dólares la gente se comporta de una forma, cuando la bolsa baja o el barrilito vale la mitad, la cosa se pone “color de hormiga”, como decía un mexicano amigo mío, y los soberbios se ablandan como la manteca. Me hizo acordar el tema de la soberbia, a una frase que leí hace un tiempo y que aseguraba que:

“La soberbia y la autosuficiencia sólo se curan con humillación y lágrimas”.

Debe haber unos cuantos en proceso de curación ahora, seguramente los pañuelos descartables deben estar subiendo de precio por escasez. Creo que el de Vizcacha es un buen consejo para tener en cuenta, ahora, antes de que las cosas vuelvan a subir.

Otro consejito de Vizcacha decía:

"No te debés afligir
Aunque el mundo se desplome,
Lo que más precisa el hombre,
Tener, según yo discurro,
Es la memoria del burro
Que nunca olvida ande come".

¿Cuándo nos acordaremos de que la memoria es de las armas más importantes que tenemos para no volver a caer dos veces en el mismo error? Éste, como el otro consejo, sirven para la crisis actual, que se pudo haber evitado aplicando la memoria –sea la mundial o la personal–, tanto como para otras cosas en la vida. Lo malo es que en general preferimos olvidar los malos momentos, lo cual es garantía de que los vamos a volver a vivir.

Otro verso del poema le hace decir al personaje:

"A naides tengas envidia,
Es muy triste el envidiar,
Cuando veas a otro ganar
A estorbarlo no te metas,
Cada lechón en su teta
Es el modo de mamar".

¿No habrá habido algo de eso acá?, algo de envidia, ¿no será que más allá de que el sistema estaba un poco pasado de rosca de todas formas se podía seguir y componer, pero alguien por envidia a las ganancias de otros dijo la palabra mágica y todo el mundo a correr? No creo que lo sepamos nunca, pero nuevamente esto nos sirve para antes de la crisis y para después también. La envidia es mala consejera, hablando justamente de consejos.

Por último para cerrar les dejo otro que tiene que ver con qué hacer en el tiempo que nos vamos a ahorrar por no andar envidiando a nadie. Dice así:

"Los que no saben guardar
Son pobres aunque trabajen,
Nunca por más que se atajen
Se librarán del cimbrón.
Al que nace barrigón
Es al ñudo que lo fajen".

El ahorro es la base de la fortuna, decía mi abuela cuando me regalaba un chanchito alcancía. Claro que si uno ahorra de su trabajo, y después los ahorros uno los pone en la bolsa, o peor, algún loco gobierno de algún loco país se los confisca o se los transforma en bonos incobrables, de todas formas quedamos con la retaguardia hacia el altísimo. Igual, definitivamente, es más seguro el guardar, cuando se puede, que el vivir a crédito siempre.

Así es que vale la pena retomar de vez en cuando lecturas como la del Martín Fierro. Nos puede recordar algunas cosas que sirven para siempre, como no tener envidia, trabajar y ahorrar, tener memoria y no ser soberbio. Estas cosas, aún en boca el Viejo Vizcacha son buenos consejos, buenas razones, cosas con buen sentido.



J. R. Lucks



Referencias:
(1) Martín Fierro. José Hernandez. Editorial Longseller, 2007.



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