jueves, abril 24, 2008

24-04-08. La coherencia

La vez pasada hablamos de la mujer, y citamos a Sor Juana Inés de la Cruz con un verso en el cuál ella ponía de manifiesto la incoherencia de un pedido que no tenía sentido. Eso me puso a pensar en esa palabra, incoherencia. Una de las primeras cosas que me vino a la mente es que muchas veces la usamos como sinónimo de ridículo. Decimos que algo incoherente es algo ridículo.

Ridículo viene del latín, y tiene raíz en el verbo ridere que significa reír, de hecho ridículo es lo que causa risa. Comencé entonces a buscar en la literatura ejemplos de esto, y encontré, en un libro maravilloso, las Crónicas del Ángel Gris (1) del maestro Alejandro Dolina, un segmento que me pareció sublime. En una de las secciones del libro, dedicada a lo que él llama la Sociedad de los Trabajos Difíciles, se refiere a un supuesto atleta en estos términos:

“Era un atleta mediocre pero tenaz. Durante mucho tiempo trató inútilmente de mejorar su marca en los 100 metros llanos. A pesar de todos sus esfuerzos, jamás tardó menos de 14 segundos en hacer el trayecto. No contento con su fracaso, resolvió intentar la hazaña por el camino más largo.
La velocidad –decía– permite anular el espacio y el tiempo, que son sus ingredientes. Más gracioso sería dominar la distancia y la tardanza sin correr: hacer el tiempo más pausado y el espacio más estrecho.
El atleta experimentó con relojes, […], sobornó a los cronometristas y postuló la implantación del metro Francese, una medida cuya longitud debió ser de unos sesenta centímetros”.


Mueve a risa, ¿no? Entonces es ridículo, cómo no podía cambiar la realidad de su marca, de más de cuatro segundos por arriba del record mundial, intentó cambiar la unidad de medida. Me suena a algo que pasó alguna vez en un país cercano –o demasiado cercano tal vez– con los índices de precios, pero no recuerdo bien ahora cual era ese país de fantasía.

En fin, el intento de Francese –así se llamaba el atleta imaginario de Dolina– no parece del todo incoherente. Si velocidad es distancia sobre tiempo, y la velocidad no se puede aumentar, lo lógico sería trabajar con las otras dos variables. Y aquí sobrevino la duda: algo “supuestamente” coherente, ¿puede ser ridículo también?

Inmediatamente me puse a escarbar en la palabra coherente, para ver que quería decir. Coherente viene también de una raíz latina, haerere, que significa estar unido. De esa misma raíz vienen otras palabras como por ejemplo: adherido. Coherente entonces es lo que tiene relación, lo que tiene conexión, lo que se corresponde, como en el caso de la lógica aplicada por este atleta mediocre a la fórmula de la velocidad. Siendo así, ciertas relaciones, ciertas conexiones, ciertas correspondencias, bien pueden producir risa.

Por ejemplo: coherencias que a esta altura son ridículas, o sea que causan gracia, podría ser tal vez el hecho de seguir aferrados a modelos económicos, o aplicar medidas, que demostraron ser ineficientes varias veces y en todo el mundo.

Además, esto de la coherencia y su relación con lo de adherido, me hizo pensar que también a veces lo coherente podría implicar el “quedar pegado”, y tal vez tener que subir al escenario en el cual he de dar un discurso con figuras que muchas veces son ridículas –nos mueven a la risa–, sólo porque ellos nos dieron su apoyo alguna vez, o levantaron manifestaciones con la misma violencia con la que antes ellos mismos las hacían. Ese apoyo, que tal vez ni siquiera pedimos, nos deja pegados, nos obliga a ser “coherentes”, aunque la forma en que esos personajes adheridos se comportan nos produzcan más ganas de llorar que de reírnos.

Por esto justamente, por las actitudes que nos dan muchas veces ganas de llorar en vez de ganas de reír, se me ocurrió además, que no sólo lo coherente puede ser ridículo, sino que no siempre lo incoherente es gracioso, o sea no siempre lo incoherente causa risa siendo ridículo, hay incoherencias que lo hacen a uno llorar, por ejemplo pretender que alguien invierta en un proyecto de infraestructura a largo plazo como energía, cuando los precios de lo que va a producir están congelados desde hace cinco años, aunque los costos no lo estén. Y las ganas de llorar, son porque todo el mundo opina, todo el mundo habla pavadas, nadie hace nada, y seguimos con escuelas sin calefacción, falta de luz en los hospitales, etcétera, etcétera. Así que me enredé.

Tendré mucho cuidado ahora al usar ridículo como sinónimo de incoherente, ya que hay coherencias que mueven a la risa también, y a esta altura son ridículas. Y también hay incoherencias que mueven al llanto más que a la risa, así que desde hoy voy a agregar a mi vocabulario la palabra llantículo, lo que mueve al llanto. Como para poder decir: “tus coherencias, o tus incoherencias, me dan ganas de llorar, son llantículas”.

Ojalá que nos dejemos alguna vez de jugar con fuego, con índices de precios, con supuestas “propiedades” de paseos públicos o de rutas, y nos pongamos a trabajar para que nuestros hijos puedan reírse, pero no de ridiculeces, de coherencias lamentables, o de incoherencias llantículas.



J. R. Lucks

Referencias:

(1) Crónicas del Ángel Gris. Alejandro Dolina. Grupo Editorial Planeta / Booket, 2003.




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miércoles, abril 16, 2008

17-04-08. La mujer, unplugged

La temática de la mujer es para mí de lo más interesante que existe, incluso más que la religión, la política, la filosofía o la ontología. Ha de deberse al hecho de ser varón. No sé. Algún día terminaré de escribir un libro que hace mucho empecé sobre la mujer, y tal vez entonces, en él, logre y me logre explicar el por qué.

Esta fascinación que la mujer causa en el varón no es privativa mía, y creo que tampoco pasa exclusivamente por los arranques hormonales que, al menos en mi caso, deje de tener por cuestiones de edad hace ya algunas décadas. Tiene que ver con el misterio que la mujer representa, con la fuerza que tiene por un lado, y la delicadeza que implica la feminidad por el otro. Con el hecho de que es un ser más completo que el varón desde varios puntos de vista, habiendo la ciencia terminado por comprobar que, vía clonación, la única cosa que las mujeres no podían hacer por su cuenta, reproducirse, deja de ser un problema.

Este deslumbramiento al que me refiero, hace que interactuar con una mujer, “tocar” a una mujer, sea más que un tocar cualquiera. Hay, entre otras, una película que me impresionó profundamente, y que podría volver a ver cientos de veces: Don Juan De Marco (1). En ella, mientras el joven Don Juan crece y va aprendiendo su supuesto arte de complacer, descubre como debe tocarse a una mujer. Lo dicho ocurre entre las escenas iniciales de la película, cuando el personaje central, jugando con sus amigos mientras espía a una vecina, queda repentinamente absorto ante una visión que lo inmoviliza. La mujer, probablemente intuyendo que los niños la miran, abre la ventana y se asoma sugestivamente, mientras se escucha en off el siguiente relato:

“Cierta noche ventosa, por la ventana, vi a Doña Querida en su camisón de seda y noté… por primera vez... cómo las prendas íntimas de una mujer apenas tocan su piel... cómo parecen posar sobre una delgada capa de aire cuando ella se mueve... cómo la seda flota sobre su cuerpo, acariciando su piel como lo harían las alas de un ángel... y entonces comprendí cómo se debe tocar a una mujer”.

Este Don Juan (2) no es el típico abusador de damiselas que algunos autores construyen en varias de sus versiones, es más bien alguien permanentemente enamorado, o fascinado con lo femenino, capaz de matar o matarse por amor. Alguien capturado por el enigma que la mujer representa.

El misterio siempre atrae, pero como en general se asigna a lo misterioso rango de divino, o de sobrehumano, se pone un abismo entre el hombre y el misterio que sólo admite como medio de comunicación la fe, o en el peor de los casos la superstición. En el caso de la intriga que representa la mujer, al menos para mí, la interacción factible es mucho más rica en posibilidades, y muchas veces bastante más divertida que la que plantea la fe. La mujer está allí, no nos separa de ellas un abismo. La mujer comparte la condición humana con el varón, no son sobrenaturales, aunque muchas veces sean divinas. Esta cercanía hace más interesante el misterio, más familiar la interacción, mucho más excitante la investigación porque se parte de elementos comunes. Elementos que a su vez muchas veces terminan siendo una trampa para el entendimiento, ya que los varones tendemos a subestimarlos por considerarlos compartidos.

La mujer es campo de estudio de la encarnación del misterio. De lo que no se puede abarcar o comprender, pero con lo que sí se puede salir a cenar o compartir el amor. Tiene eso de inalcanzable junto con un aspecto familiar u hogareño.

Qué no se podría escribir, o citar sobre la mujer. En esta tarea que me propuse de difundir literatura permítame seguir, luego de haber traído al tapete a Son Juana, con otra mujer (3) que habla –o más bien escribe– sobre su propio género de la siguiente manera:

“Mujeres: Ellas sonríen cuando quieren gritar. Cantan cuando quieren llorar. Lloran cuando están felices y ríen cuando están nerviosas. Luchan por lo que quieren. No toman un ‘no’ por respuesta cuando creen que hay una mejor solución. Andan sin zapatos nuevos para que sus hijos puedan tener los suyos. Van al médico con una amiga asustada. Aman incondicionalmente. Lloran cuando sus niños sobresalen y animan a sus amigos a que lo hagan. Se les rompe el corazón cuando muere un amigo. Sufren con la pérdida de un miembro de la familia, aunque son fuertes cuando creen haber perdido la fuerza. Saben que un beso y un abrazo pueden curar un corazón herido. Las mujeres vienen de todos los tamaños, colores y formas. Ellas manejan, vuelan, caminan, corren o escriben por correo electrónico para demostrarte cuanto les importás. ¡El corazón de una mujer es lo que hace al mundo girar! Las mujeres hacen más que sólo dar a luz. Traen alegría y esperanza. Ellas dan compasión e ideales. Dan apoyo moral a sus familiares y amigos. Las mujeres tienen mucho que decir y mucho que dar”.

La autora de esta descripción es la humorista gráfica Maitena, y el citado párrafo está incluido en uno de la serie de libros publicados por ella, llamados Mujeres Alteradas. Es interesante porque la mujer se auto describe como capaz de todos los extremos, lo sabe y en general no le molesta, todo lo contrario. Eso es parte de lo que, al menos a mí, me produce fascinación. Tal vez sea por su naturaleza, tal vez por tratar durante siglos de cumplir con el pedido del cual se quejaba Sor Juana, pero es así: puede ser tierna o dura; fuerte como el acero o flexible como una rama de joven junco; capaz del mayor sacrificio o aparentemente superficial, al menos desde un punto de vista externo al de ella. Los extremos, lo aparentemente contradictorio, lo que es difícil encontrar en un solo estuche… es siempre lo fascinante.

Otro de los temas que no pueden pasarse por alto cuando se habla de mujeres, es el largo camino que han recorrido –como sugeriría el comercial de cigarrillos orientados a ellas–, lo cual es cierto. Por la razón que sea, la mujer ha sido subestimada terriblemente, al punto de no ser considerada ciudadana en la antigua Grecia de los grandes filósofos, o incluso tratada como un ser inferior y comparable a los niños.

“... el macho es por naturaleza superior y la hembra inferior; uno gobierna y la otra es gobernada, este principio de necesidad se extiende a toda la humanidad” “... el esclavo no tiene voluntad; el niño la tiene, pero incompleta; la mujer la tiene, pero impotente.”

La cita anterior no está extractada de un libro de chistes machista, sino de La Política (4), de Aristóteles. Si de ésta definición de un pensador que marcó la cultura occidental por siglos, a la situación que la mujer tiene hoy en la sociedad no se ha recorrido un largo camino, entonces caminar no existe. Hay cientos de trozos de literatura como este que no eran considerados discriminatorios en su época, sino solamente descriptivos. En otras culturas fue tratada como un ser demoníaco, o directamente como una posesión. Gracias a la evolución y a que muchas mujeres pelearon contra este tipo de pensamiento, hoy la situación es radicalmente distinta.

Efectivamente han recorrido un largo camino. El asunto es que parece que no han llegaron aún a su destino final. Hoy la mujer ya puede votar –recuerden que este derecho sólo fue adquirido hace no mucho más de cincuenta años–, accede a todos los derechos civiles –no siempre fue así–, ha dejado de ser tratada como una posesión –al menos en gran parte del mundo–, no necesita encerrarse en un convento para ser intelectual; pero aún pareciera no haber encontrado un lugar en el cuál su identidad sea “propia” en vez de ajena. Para ilustrar lo que digo, vean lo que otra gran mujer, Gabriela Acher (5) en este caso, dice en una de sus publicaciones (6):

“...No hay duda de que la mujer se encuentra hoy ante el desafío más grande de su historia: el de convertirse en lo que es. Y este es un proceso que ya lleva varias etapas. La primera fue al de tratar de parecerse a lo que se esperaba de ella. Por eso sostengo que la historia nos condenó a la histeria. Porque en la desesperación de gustar no se puede ser. La segunda, muy en boga en nuestros días, es la de imitar al hombre. Conducta en un punto inevitable, ya que el hombre ha sido nuestro único modelo, pero que también conduce a un camino de alineación. Pero hay una tercera etapa esperando por nosotras y esta será la de encontrar nuestra auténtica identidad partiendo de lo mas profundo de nuestra feminidad.”

Creo que se puede coincidir con Acher. El punto al que "parecen" haber llegado en muchos casos, siendo esto obviamente una generalización, es al de imitar al varón sin haber dejado de ser “la” que los demás quieren, y de allí que muchas mujeres deban, entre otras cosas, aún correr constantemente para “lucir” como los modelos físicos que el varón les inventa. Por otra parte no dejaron de ejercer la función biológica que les es exclusiva, la de gestar. O sea que hoy, generalizando nuevamente, son profesionales, y llevan adelante la casa, y estudian, y practican deportes extremos, y tratan al sexo como ellas criticaban que los varones lo hacían, y tienen hijos, y van al supermercado, y contratan a otras mujeres para hacer los trabajos que ellas no quieren o no pueden hacer, y se operan para gustar, y se matan de hambre para entrar en el talle más chico que consigan, y lo peor de todo, si no logran hacer alguna de todas estas cosas en forma simultánea, sufren y se frustran. Y: ¿por qué?

No estoy seguro. Acher nos propone una excelente pista. Yo podría agregar mi sospecha de que por otro lado, no es responsabilidad única de la mujer. Si el varón no pone su parte en este nuevo juego de roles, la mujer va a tener que hacer lo que quiere mientras también hace lo que el varón espera de ella, y eso aparte de difícil, es seguramente frustrante. No estoy hablando de ser sensibles, o aprender a cocinar algo más que un asado. Estoy hablando de que para ayudar a resolver el problema, el varón debería asumir un rol de real complemento en esta nueva sociedad; en una que tiene mujeres más activas y participativas en actividades que no sólo implican la crianza y el mantenimiento del hogar.

Volviendo a lo que nos sugería Sor Juana, si queremos mujeres más “interesantes”, con más actividades, que nos “satisfagan” no sólo desde “un” punto de vista, habría que cubrir con algo el tiempo que ella ha de dedicarle a esto. La mujer encontró un nuevo lugar que, a pesar de algunas cuestiones como esto de tener que cubrir demasiados frentes, en parte le gusta, y está bien que así sea, tenía ese derecho y lo ha comenzado a ejercer. No tiene sentido volver atrás. El asunto es ahora como compensar, en serio, los tiempos y las tareas, para que no sólo uno en la pareja tenga tres frentes que atacar, el profesional, el estético y el familiar. A la larga, la sobre exigencia de uno de los dos afecta el todo. Terminar de ajustar este nuevo contrato social ayudará no sólo a la mujer a vivir mejor, sino también al varón. Hay sociedades más avanzadas que otras, hay parejas más avanzadas que otras, aún así creo que nos falta a ambos, mujeres y varones, otro “largo camino por recorrer”.

Podría seguir tocando temas hasta escribir un libro completo, pero eso ya lo estoy haciendo por otra parte, así que por ahora lo dejo aquí, y que esto sirva como muestra.

Empecé hablando de la mujer con una poesía en la cual una de ellas se quejaba de los hombres. Voy a cerrar esta columna con una carta de un poeta varón (7) que… bueno, que como yo, creo, estaba fascinado con las mujeres:

“La poesía eres tú, te he dicho, porque la poesía es el sentimiento, y el sentimiento es la mujer.
La poesía eres tú, porque esa vaga aspiración a lo bello que la caracteriza, y que es una facultad de la inteligencia en el hombre, en ti pudiera decirse que es un instinto.
La poesía eres tú, porque el sentimiento, que en nosotros es un fenómeno accidental y pasa como una ráfaga de aire, se halla tan íntimamente unido a tu organización especial que constituye una parte de ti misma.
[…]
La poesía es en el hombre una cualidad puramente del espíritu; reside en su alma, vive con la vida incorpórea de la idea, y para revelarla necesita darle una forma. Por eso la escribe. En la mujer, sin embargo, la poesía está como encarnada en su ser; su aspiración, sus presentimientos, sus pasiones y destino son poesía: vive, respira, se mueve en una indefinible atmósfera de idealismo que se desprende de ella, como un fluido luminoso y magnético; es, en una palabra, el verbo poético hecho carne”.


J. R. Lucks



Referencias:

(1) Don Juan De Marco es una película estadounidense dirigida por Jeremy Leven, sobre un guión de su autoría, producida por Francis Ford Coppola y protagonizada por Johnny Depp, Marlon Brando y Faye Dunaway. Fue estrenada el 7 de abril de 1995.

(2) Don Juan es un personaje arquetípico, configurado en la literatura española y con larga descendencia literaria europea, creado por Tirso de Molina. También llamado burlador o libertino, se trata de un seductor valiente y osado hasta la temeridad que no respeta ninguna ley divina o humana; en algunas versiones se arrepiente al final de sus días, en otras no. Escribieron obras inspiradas en este personaje Antonio de Zamora, Molière (Don Juan, 1665); Samuel Richardson, Lorenzo da Ponte, libretista de Mozart, (Don Giovanni, 1787); Choderlos de Laclos, (famoso por su libertino vizconde de Valmont en su novela epistolar Las amistades peligrosas, 1782), Lord Byron (Don Juan, 1819-1824, incompleto por su muerte), José de Espronceda (1840), José Zorrilla (Don Juan Tenorio, 1844), Azorín y otros muchos (Alejandro Dumas, Edmond Rostand, y, más recientemente, Max Frisch).
El personaje y su actitud vital, denominada genéricamente “donjuanismo”, ha inspirado a numerosos ensayistas (José Ortega y Gasset entre ellos), que ven en la figura del seductor desde un inmaduro patológico y afeminado, próximo al narcisismo y a la homosexualidad, a una figura satánica y rebelde, a alguien típicamente romántico, o al arquetipo universal del seductor insatisfecho.

(3) Maitena Burundarena nació en Buenos Aires (Argentina) en mayo de 1962. Es la sexta de siete hermanos. Es autodidacta. En la década del 80 Maitena publicó historietas en distintos medios de Francia, España e Italia y, en la Argentina, en las publicaciones: Sex Humor, Fierro, Humor y Cerdos y Peces. En sus inicios, trabajó como ilustradora gráfica para diarios y revistas de Argentina y para diversas editoriales de textos escolares. Fue, también, guionista de televisión, tuvo un restaurante y un bar. A su primer libro de historietas, Flo, le siguieron los grandes éxitos, Mujeres Alteradas 1, 2, 3, 4, y 5. Maitena tiene tres hijos.

(4) La Política. Aristóteles. Obras Filosóficas, Editorial Océano.

(5) Gabriela Acher, nacida en Uruguay, ha desarrollado su carrera como actriz de comedia en Buenos Aires. Ganadora de los premios Martín Fierro y Estrella de Mar por su labor en televisión y en teatro, respectivamente, así como del Elvira Rawson por su lucha a favor de la igualdad entre mujeres y hombres. Es autora de varios libros.

(6) La guerra de los sexos esta por acabar... con todos. Gabriela Acher. Editorial De Bolsillo, 2005.

(7) Cartas literarias a una mujer. Gustavo Adolfo Bécquer. Obras Selectas, Editorial Edimat.




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jueves, abril 10, 2008

10-04-08. La mujer

La palabra de hoy es mujer. Palabra complicada, ¿no? No se mal entienda, no quise decir que las mujeres son complicadas, sino que la palabra mujer es difícil de rastrear etimológicamente.

¿Queda claro? Por las dudas: yo soy pro mujer, de hecho soy de los que coincide con ellas cuando dicen que todos los hombres son una porquería, por eso yo prefiero a las mujeres. Se entiende, ¿no?

Pero bueno, una de las acepciones que encontré y más me gustó es la que dice que el termino mujer, o mulher –como se dice en portugués y con un sonido mas cercano al de su origen–, viene de mollis, que en latín significa blandura. Y aquí empiezan parte de los problemas. Algunos dicen que es una acepción prejuiciosa y que desmerece a la mujer porque la asocia con falta de firmeza, con falta de carácter. Pero en el diccionario de latín que yo consulto, mollis significa: sin dureza, sin asperezas, plácido, suave. Aparte de esto blandura, en el diccionario de la Real Academia Española, no sólo denota: cualidad de blando, sino que entre otras acepciones también quiere decir: regalo, deleite, delicadeza, dulzura y afabilidad en el trato. Así que yo prefiero quedarme con estos significados, ya que así tienden a ser las mujeres suaves, plácidas, sin asperezas, lo cual no significa de que no puedan ser lo contrario si hace falta, que no puedan ser duras cuando se necesita, y allí es donde esta lo bueno, tienen las dos capacidades y eso no las desmerece.

En fin podría hablar años de las mujeres, pero por hoy les quiero dejar algunas estrofas de un poema de una gran mujer, Sor Juana Inés de la Cruz (1), se llama: Hombres necios que acusáis, y dice así:

“Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión,
de lo mismo que culpáis.

[...]

Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis,
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel,
y a la otra por fácil culpáis.

Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada.

[...]

¿Pues para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Interesante ¿no?, recuerden que era una monja, una intelectual en realidad, y en la época que ella vivió, hace casi ya cuatrocientos años, una de las muy pocas formas en la que una mujer podía estudiar y dedicarse a la literatura sin ser mal vista era estar encerrada en un convento.

Y qué cierto esto que dice Sor Juana. Cuantas veces pedimos una cosa, y cuando nos la dan entonces no la queremos. Sor Juana ilustra esta cuestión que tenemos los hombres de pretender que las mujeres sean de fácil “acceso”, siempre y cuando no sean nuestras hermanas, madres, abuelas, y eventualmente esposas. Es como si exigiésemos que existan dos clases de mujeres. Mi amigo Freud (2) con este asunto se hizo una fiesta, y de hecho escribió grandes cantidades de cosas al respecto.

Hoy el mundo ha evolucionado, –o tal vez involucionado, no estoy seguro– con respecto a este tema, y la liberación sexual ha producido grandes cambios en cuanto a que es ser “fácil” y qué no, e incluso quién abusa de quién en la relación sexual casual, si es que hubiera abuso alguno. Sin embargo esta incoherencia de pedir una cosa y la contraria a la vez, sigue muchas veces presente. Los hombres quieren mujeres liberadas pero hogareñas, las mujeres quieren hombres sensibles pero que no se la pase llorando por una uña partida. Queremos que la policía tenga mano dura, pero que no nos haga la boleta por andar sin el cinturón de seguridad, o gobiernos que nos den subsidios pero que no nos cobre impuestos. En fin lo que planteaba Sor Juana no aplica sólo a la mujer, o a lo que el varón exige de la mujer.

¿Por qué no pensar un poco en esto? Tal vez lo que nos pide esta poetisa nos sirva para vivir un poco mejor la vida. Esta coherencia que muchas veces no tenemos, que nos hace pedir algo pero no tener la templanza de aceptar las consecuencias. Creo que de pensar en esto debemos concluir que pedir es fácil, lo difícil es pedir bien. Aprender a pedir sería entonces el arte a desarrollar, para que cuando nos dan lo que pedimos, no terminemos peor de cómo estábamos antes de recibir.



J. R. Lucks



Referencias:

(1) Sor Juana Inés de la Cruz: (San Miguel Nepantla, 12 de noviembre de 1651 – Ciudad de México, 17 de abril de 1695) fue una religiosa católica, poeta y dramaturga novo hispana. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de El Fénix de América y La décima Musa. Aprendió náhuatl con sus vecinos. Descubrió la biblioteca de su abuelo y así se aficionó a los libros. Aprendió todo cuanto era conocido en su época, es decir, leyó a los clásicos griegos y romanos, y la teología del momento. Aprendió latín en veinte lecciones, escuchando las clases que eran impartidas a su hermana, a escondidas. Poco antes de su muerte, Sor Juana fue obligada por su confesor a deshacerse de su biblioteca y su colección de instrumentos musicales y científicos. Recuérdese que en su tiempo la Santa Inquisición estaba activa. Muere por una epidemia el 17 de abril de 1695 a los cuarenta y tres años.

(2) Sigmund Freud (Freiberg, 6 de mayo de 1856 - Londres, 23 de septiembre de 1939), fue un médico, neurólogo y librepensador austríaco, y el creador del psicoanálisis.




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jueves, abril 03, 2008

03-04-08. El desplazamiento, unplugged

El amigo Smiles, del que hablamos la semana pasada, es realmente todo un personaje. Él comienza tratando de corregir las cosas desde la política, por eso formó parte de grupos reformistas que intentaban cambios políticos y sociales en el Reino Unido a mediados del siglo XIX. Entre otras cosas, el movimiento del cuál él participaba, abogaba por el sufragio universal de todos los varones mayores de 21 años, por el voto secreto, y por el hecho de que todos los miembros del parlamento tuviesen que ser elegidos por votación en una elección. Inclusive en uno de sus trabajos como editor del periódico de la ciudad de Leeds, en Inglaterra, promueve el derecho a voto de las mujeres, y el libre comercio. Temas todos estos, que en una Inglaterra de los 1800, no eran demasiado populares. Hoy nos suenan razonables, en aquella época el hombre era un revolucionario desde la palabra.

Me pareció una personalidad interesante para tomar y tratar de conocerla y entenderla. Aquí va otra cita de las primeras páginas de su libro Self Help (1), o Autoayuda:

“El gobierno de una nación es usualmente el reflejo de los individuos que la componen. El gobierno que está muy avanzado en relación a su pueblo, inevitablemente será arrastrado al nivel de este, como el gobierno que esté muy atrasado será llevado hacia el progreso. En el orden de la naturaleza, el carácter colectivo de una nación se encontrará seguramente reflejado en sus leyes y en su gobierno, como el agua encuentra su propio nivel”.

¿Entenderemos esto alguna vez en nuestro bienamado país? Ese deporte nacional de echarle la culpa al otro, en el cuál somos tan buenos, se ha hecho carne en nosotros de tal forma, que nos paramos frente al espejo y le echamos la culpa al que vemos reflejado con un desparpajo sublime.

¡Somos nosotros!, Smiles tiene razón, no es el gobierno el que nos hace vivir como vivimos, somos nosotros. Si fuésemos de otra forma tendríamos otro gobierno. Como él dice, si el pueblo realmente estuviese más adelantado, si nosotros no fuésemos corruptos, si no cortásemos camino cada vez que podemos, si no buscáramos ventajas más allá de lo justo, si no deseáramos sobresalir sin hacer ningún esfuerzo, si no fuésemos tan exitistas, eventualmente arrastraríamos al gobierno hacia ese estado que hoy, al menos a mí, me parece utópico. Somos nosotros, el pueblo en su conjunto, incluyéndonos aunque no nos consideremos parte del problema. Muchos se llenan la boca hablando de democracia, y no entienden que en democracia la mayoría decide.

Evidentemente la mayoría nos lleva a lo que acabo de describir más arriba. La democracia no garantiza que todos van a estar representados cabalmente, ni que cada uno tiene razón, la democracia garantiza que lo que se impone es la mayoría, y el gobierno, es reflejo de esa mayoría. Si queremos cambiar el gobierno, habrá que cambiar la mayoría, la mayoría deberá ser incorruptible, la mayoría deberá ser trabajadora en serio, la mayoría deberá despreciar cualquier tipo de prebendas, etcétera, etcétera. Hoy, evidentemente, no es así.

Sepan disculpar la insistencia y lo burdo del ejemplo, pero si no tirásemos basura en las calles, éstas estarían más limpias aunque el gobierno de turno no las barriese. En el fondo eso es lo que nos decía Smiles.

Otra frase incluida en su libro, que sería de lo más aplicable, dura, durísima tal vez, dice así:

“El peor esclavo no es el quien es gobernado por un déspota, a pesar de lo demoníaco que pueda ser el tirano, sino quien está bajo el yugo de su propia ignorancia moral, egoísmo y vicio”.

Vuelvo a insistir que esto fue escrito entre 1850 y 1900. ¿Qué le parecería a Smiles la sociedad de hoy en cuanto a estos tres defectos que esclavizan más que un tirano?, cómo se sentiría en esta sociedad sobre estimulada para consumir, en donde lo material ha pasado a un plano de exaltación permanente –al menos en comparación con las capacidades de acceso a bienes que tendría don Samuel y su mundo–.

Para sentirnos mejor, en gran medida, hemos redefinido vicio por autosatisfacción, o egoísmo por refuerzo de la autoestima, bueno, si eso no es correr el riesgo de transformarnos en moralmente ignorantes, entonces no sabría que puede llegar a ser. No soy puritano ni estoy en contra del avance, del progreso, o de los resultados positivos de los modelos económicos y sociales, los cuales nos han dejado en los niveles de consumo que tenemos hoy. No soy un predicador del ascetismo. Lo que sí me preocupa es que podamos perder el balance.

Samuel Smiles no era el único pensador de mitad del siglo XIX que se preocupaba por estas cosas. Sin ir muy lejos, José Ingenieros (2), en la misma época prácticamente, nos decía cosas muy similares desde su El hombre mediocre (3), o desde Las fuerzas morales.(4) No pareciéramos haber escuchado o leído a ninguno. El desplazamiento de ojos, orejas y sentidos que el Cronopoio de Cortázar nos contagió, hace que un siglo y medio después sigamos teniendo los problemas contra los que estos pensadores luchaban. Más aún, en algunos casos la situación empeoró, no sólo porque hoy somos más egoístas, tenemos más vicios, y somos probablemente más ignorantes desde el punto de vista moral, sino porque aparte aplicamos recetas contrarias a la autoayuda que personas como Smiles predicaban. Recetas que nos hunden más en el problema. Será porque en la época de don Samuel no votaba todo el mundo, y por lo tanto el clientelismo político no hacía tanta falta, pero ahora definitivamente estamos peor. No sólo con gente dependiendo de ayuda externa y no logrando nunca autoayudarse, sino con un sistema político y sociológico que hace preponderar la dependencia para asegurarse el acceso al poder. No lo digo sólo por nuestro país, o por el gobierno de turno, creo no estar muy errado si digo que esto es así en todo el planeta. En algún lado será una empanada y un puesto público, y en otros lados serán subsidios a agricultores de hierbas finas o productores de armas, pero para el caso es lo mismo.

Vayamos a una última cita que creo que resume un poco su forma de pensar. En el capítulo VIII del libro citado habla de la energía y del coraje como virtudes. Dice cosas como estas:

“El cultivo de estas cualidades es de gran importancia; resuelta determinación en la persecución de objetivos valiosos y loables, es la base de la grandeza de carácter. […]
Por lo tanto, la determinación enérgica ha de ser definida como la fuerza central en el carácter de los hombres –en una palabra, es el Hombre en sí mismo. Ella da impulso a cada acción y alma a cada esfuerzo. La verdadera esperanza se basa en ella, –y es la esperanza la que perfuma la vida. […]
Las simples intenciones y deseos no engendran sino una enfermedad en las mentes jóvenes, a menos que se transformen rápidamente en acción. […]
Una intensa anticipación en sí misma transforma posibilidades en realidades; nuestros deseos siendo a menudo nada menos que los precursores de las cosas que somos capaces de hacer. Por el contrario, los tímidos y dubitativos encuentran todo imposible, principalmente porque lo parece.”



Podría seguir pero citaría capítulos completos y no tiene sentido. Es mejor que lo lea usted directamente del original.

Lo cierto es que me parece importante rescatar estas ideas en un mundo en el que muchas cosas se han desplazado. Se han desplazado los centros de poder, los deseos y gustos de la gente, los tiempos dedicados a la reflexión o al compartir con la familia. ¡Tantas cosas no están en el mismo lugar en el que estaban hace siglo y medio!… y a pesar de todo las palabras y los conceptos de autores como Samuel Smiles siguen siendo de actualidad. Esto es así, lamentablemente, porque ese desplazamiento no ha sido en la dirección en la que se propugnaba. En un siglo y medio de aplicar conceptos como los aquí citados, seguramente tendríamos menos gente con hambre, menos guerras fraticidas, menos dependencia de parásitos políticos –a pesar de lo paradójico que pueda sonar el depender de un parásito–, menos niños sub educados, menos países “en vías de”, y más países “habiendo llegado a”…

En fin, nunca es tarde para empezar, determinación enérgica nos sugiere don Samuel como pieza fundamental del carácter del hombre. Pues falta nos hará. ¿Por donde empezar? Por nuestros hijos, por nuestras casas, por nuestras familias, por nuestros pendientes. Tal vez así, dentro de un siglo y medio alguien me cite a mí y diga que mis palabras son absurdas, o en el mejor de los casos obsoletas y anticuadas, porque problemas de este tipo ya hayan sido superados.







J. R. Lucks





Referencias:


(1) Self Help. Samuel Smiles. www.gutenberg.org/etext/935
(2) José Ingenieros, (24 de abril de 1877, en Palermo, Italia; 31 de octubre de 1925 en Buenos Aires, Argentina), fue médico, psiquiatra, psicólogo, farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo ítalo-argentino.
(3) El hombre mediocre. José Ingenieros. Editorial Losada, 2008.
(4) Las fuerzas morales. José Ingenieros. Editorial Fausto, 1998.



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