jueves, mayo 31, 2007

31-05-07. Dejemos el trago, el hielo no tiene la culpa.

Siendo que este domingo tenemos elecciones quiero hacer un pedido a la solidaridad. Para eso, antes que nada les voy a leer la versión lucksizada de un cuentito, casi un chiste, que leí alguna vez (a). La versión lucksizada dice así:

Un amigo mío estaba cansado de ir al médico y de no encontrar solución a su problema. A él le gustaba tomar algún traguito de vez en cuando. No tomaba mucho, no era alcohólico, pero lo que tomaba le caía mal, le hacía sentir ardor en la garganta… en fin, una mala sensación. Le habían dado pastillas, jarabes, le habían hecho estudios… nada. Obviamente le habían recomendado dejar el trago, pero mi amigo no estaba dispuesto. Nadie podía concluir, por lo poco que tomaba, que esa pudiese ser la causa de su malestar. Por lo tanto, según él, no había razones de peso para dejar de hacer algo que le gustaba. Las vueltas de la vida lo terminaron llevando a un bar donde eventualmente hizo amistad con los que atendían. Son esos lugares que a uno se le meten bajo la piel. Se llamaba: El barcito de la esquina. El dueño, al ser interrogado sobre porqué no había pensado un nombre más artístico, te decía:
- Si igual todo el mundo va a decir: vamos al barcito de la esquina.
En fin, volviendo a mi amigo y su problema. Es sabido que una vez que se pasa a formar parte del mobiliario de estos lugares se abre otro mundo. Uno de charlas que sólo existe después de muchas horas en la barra, y varias buenas propinas. Un día mi amigo estaba acodado, conversando con el encargado de la tarde: Carloncho, que aparte de encargado era cajero, y barman de las bebidas caras, - por el control de las medidas, ¿vio? - El susodicho lo ve a mi amigo tragar con dificultad lo que estaba en el vaso, y sin más pregunta que pasa. Mi amigo, deja la mueca y le cuenta la historia.
-Algún lío tengo con el trago, creo que voy a terminar dejándolo.
El Carloncho, preocupado por perder un cliente fiel, pide saber el porqué. Mi amigo le dice:
-Lo que pasa es que ya no se que tomar. Todo me produce un ardor en la garganta y en la boca del estómago. A mi me gustaba un buen vodka con hielo. Tuve que dejarlo. Me pasé al whiskisito, con algo de agua y mucho hielo, peor. Me dije: serán tragos muy secos. Pase a mezclas más suaves y con jugos de frutas, de esos con hielo molido. Nada,… aparte los muchachos me empezaron a mirar raro. Así desde esta semana empecé con esto que te pedí, a ver si tengo más suerte, fernet con hielo y coc…,
- Basta, - interrumpió secamente el barman -, ese es el factor común,… lo que te hace mal.
- ¿Que cosa? - preguntó interesadísimo mi amigo, viendo una eventual salida a su sufrimiento en la sabiduría del Carloncho.
- Lo que tienen de común las cosas que tomás. El trago no te hace nada, ese no es el problema. Lo que tenés que largar viejo, es el hielo.


En fin, cuestión de factor común. Alguien, que no recuerdo ahora solía decir: “Si seguimos haciendo lo mismo vamos a seguir obteniendo los mismos resultados”, y parece mentira que no nos demos cuenta de esto. Efectivamente mi amigo dejó el hielo y desapareció su problema, que no era sino irritación por el frío. ¿Linda fantasía, no? Todos los tomadores lo hemos intentado alguna vez. Créanme, no funciona.

Pero no vengo a hablar de tragos, quise usar este cuentito para hablar de las elecciones de la benemérita Cuidad Autónoma de Buenos Aires que se nos viene encima. Ya falta poco para que termine el circo eleccionario y tenemos todo tipo de candidatos. Alianzas, resurrecciones políticas, gente que decide presentarse para ver si le saca votos a otro, gente que se suma creyendo que va a aportar electores, y otras aberraciones varias. Yo me pregunto, ¿volveremos a hacer lo que hicimos hasta ahora y que no pareció funcionar? El cuento del hielo es para nosotros. Yo propongo que nos saquemos la mascarita y que no dejemos el hielo, dejemos el trago. Votamos cuotas, y nos fue mal; votamos: ”en contra de”, y nos fue mal; votamos por simpatía al candidato sin tener noción de la capacidad ejecutiva del susodicho, y nos fue mal. Nos podremos pedir a nosotros mismos votar a favor del mejor proyecto esta vez, sea de quién sea. Sin partidos, total ya no existen. Podremos votar por capacidades demostradas o seriedad percibida más allá de los gritos de los discursos. ¿Qué tal si nos animamos?

El otro día estaba leyendo un libro que se llama Cartas Filosóficas (b), que es una recopilación de cartas, justamente, que filósofos han mandado a amigos o a personas conocidas, o influyentes, comentando o solicitando algo. En una de las cartas me encontré con un párrafo que me gustó y que dice así:

¿Por qué te maravillas de que tus viajes al extranjero de nada te aprovechan, cuando es a ti mimo a quien llevas de un lugar para otro? Te agobia la misma causa que te impulsó a salir. ¿En qué puede aliviarte la novedad de las tierras? A nada útil conduce ese ajetreo. ¿Quieres saber porqué esa huida no te reconforta? Huyes contigo mismo. Tienes que descargar el peso del alma; hasta entonces ningún paraje te agradará.

Es una carta que escribía Séneca, un filósofo de la antigua Roma, a uno de sus discípulos. Esta persona a la cual Séneca aconsejaba, pensaba que era el lugar físico el que podría predisponerlo a estar mejor o peor, y como vemos el filósofo le dice que lo primero que debe hacer es arreglarse a sí mismo, así podrá después poder aprovechar la circunstancia. Creo que con la ciudad es lo mismo. Si no nos arreglamos nosotros primero; si no tapamos primero nuestros baches antes de saltarlos; si no votamos la propuesta, que después de haberla entendido y estudiado, nos suene más razonable desde lo práctico y no desde la retórica; si no hacemos esto, la cuidad no va a mejorar. Yo propongo, votemos en positivo, votemos por quién sea pero por alguien al que le creamos que va a mejorar las cosas para la ciudad, no sólo para nosotros. Votemos a favor de alguien, no en contra de algún otro. Ahora y en la segunda vuelta, que parece que vamos a tener. Y gane quién gane, aceptemos las reglas de la democracia y pongamos todos le hombro, no ensuciemos las calles si no gana el que queremos, respetemos los semáforos y las sendas peatonales gane quién gane. No coimeemos a ningún inspector, cumplamos las regulaciones, sea quién sea el Jefe de Gobierno. Comportémonos como buenos ciudadanos y vamos a tener una buena ciudad. Dejemos nosotros también el factor común que no ayuda. Somos mayoría, somos más habitantes que gobernantes o funcionarios, no nos pueden ganar. No hagamos lo mismo de siempre. Dejemos el trago, el hielo no tiene la culpa.



J. R. Lucks




Bibliografía

(a) Recuentos para Demián. Jorge Bucay. Editorial Nuevo Extremo, año 1999

(b) Cartas Filosóficas, de Platón a Derrida. José González Ríos. Editorial. Quadrata, año 2005

lunes, mayo 28, 2007

24-05-07. Escarapelas y buenas costumbres.

Hoy les traje algo relativo a la revolución de Mayo. De hecho muy cercano al 25 de Mayo de 1810 (1). Me puse a buscar, y encontré algunas frases interesantes escritas el 17 de Julio de 1810 (a), luego publicadas en la “Gazeta de Buenos Ayres” del día 19. No está firmado el artículo, pero siendo que la Gazeta fue fundada por Mariano Moreno el 7 de Junio de ese año, poco más de un mes antes de la fecha de la nota, es probable que estos conceptos hayan sido escritos por el propio Moreno, o por Belgrano o Castelli, quienes fueron sus primeros redactores. Un extracto de lo que encontré dice así:

El patriotismo de los buenos ciudadanos se manifiesta bajo mil formas […] El representante de un pueblo entusiasmado en hacer brillar su fidelidad y patriotismo, debe reunir todas las virtudes; pues amilanados entonces todos los inicuos (malvados, crueles), recobra sus derechos el honrado vecino, y descubre su zelo un ancho campo, que antes tenía cerrado el poder, la intriga, y la privanza. Así es que se verifica la máxima de un profundo político; a saber; que los buenos gobiernos forman las buenas costumbres; pero que las buenas costumbres son el verdadero apoyo y único sostén de los buenos gobiernos.


Resumiendo, el gobernante que quiera brillar debe tener todas las virtudes; y las buenas costumbres son el sostén de los buenos gobiernos. Virtudes y buenas costumbres, prácticamente lo mismo.

Así es que lucksicé un cuento que me parece muy apropiado. El mismo habla un poco de esto, y nos puede dejar algo para pensar durante el feriado, aunque sea un ratito. El cuento dice así:

En un país, muy pero muy lejano, la gente se había cansado de sus políticos. De tanto pedir que se fueran, un día ellos aceptaron. Así fue, como una mañana soleada, no había más políticos en ese raro país. El pueblo se tomó esto con mucho cuidado, y logró, en muy poco tiempo por cierto, reunir un congreso de notables para decidir quién y cómo gobernaría el país.
Los notables, locales y extranjeros invitados, deliberaron, y luego de un buen consenso, comunicaron al pueblo que la forma de tener un buen gobierno era tener buenas costumbres. Así que propusieron al pueblo buscar a quienes no las tuvieran, y ejecutarlos, para evitar así un nuevo fracaso. La medida se aprobó por asamblea popular, y comenzó la búsqueda. No mucho tiempo pasó antes de que los notables anunciaran: - ¡Hemos encontrado a quién tenía las malas costumbres! Lo hemos ejecutado. Mañana su cadáver será expuesto en la plaza. Por favor, los que quieran ver de quién se trataba, asistan a la plaza para ver el rostro del culpable.

Como era obvio se generó una gran expectativa. Desde temprano la plaza estaba llena, y la gente, muy ordenada, hacía filas para ver al ejecutado. Curiosamente, todos se acercaban al ataúd, miraban, y salían compungidos, pensativos, sin hacer comentarios, como reflexionando sobre algo oscuro y profundo que los abstraía del clima de fiesta que se vivía.

Cuando me tocó el turno supe porqué. En el fondo del ataúd, donde yacía la causa de todos lo males de ese imaginario país, los notables habían pegado un espejo, en donde se reflejaban, uno tras otro, todos y cada uno de nuestros rostros.


Que tal si nos lo creemos, por más cuento que sea. Hasta que cada uno de nosotros no ejecute y entierre sus malas costumbres, no vamos a levantar cabeza. No le hagan caso al cuento si no les gustó, pero piensen en lo que decían Moreno, Belgrano, Castelli. Ellos se ganaron el rango de próceres. Son nuestros próceres. Aunque algunos se hayan terminado matando entre sí. Muchos de ellos sí eran estadistas, no simplemente políticos. Seguramente podemos aprender mucho de ellos.

Feliz 25 de Mayo


J. R. Lucks

Bibliografía


Notas de contexto

(1) El 25 de Mayo se conmemora en Argentina la Revolución de Mayo y la formación del primer gobierno patrio, desconociendo a José Bonaparte, nombrado rey por Napoleón Bonaparte luego de su invasión a España, usurpando el trono al rey Fernando VII.

jueves, mayo 17, 2007

17-05-07. La piedra movediza y los criticones.

Hoy 17 de mayo, van a volver a poner la piedra movediza de Tandil en su lugar. En realidad es una réplica que se construyó para recrear la situación de la piedra original, y con el fin de mejorar el parque donde se encuentra y por lo tanto el flujo turístico. Como se dice de todo acerca de esto yo quise decir algo también así, que les traje una de las leyendas (a) que explican como fue a parar allí semejante cosa. La historia dice así:


Era el principio de los tiempos. El Sol y la Luna eran marido y mujer: dos dioses gigantes, tan buenos y generosos como enormes eran. El Sol era el dueño de todo el calor y la fuerza del mundo; tanto era su poder que de sólo extender los brazos la tierra se inundaba de luz. Era el dueño absoluto de la vida y de la muerte. Ella, la Luna, era blanca y hermosa. Dueña de la sabiduría y el silencio; de la paz y la dulzura. Ante su presencia todo se aquietaba. Andando por la tierra crearon la llanura: una inmensa extensión que cubrieron de pastos y de flores para hacerla más bella. Luego crearon las lagunas, donde el Sol y la Luna se bañaban después de sus largos paseos por la pradera.

Un día los dioses se cansaron de estar solos: y poblaron de peces las aguas y de otros animales la tierra. ¡Qué felices se sentían de verlos saltar y correr por sus dominios! Satisfechos de su obra decidieron regresar al cielo. Pero antes de irse crearon a los hombres para que cuidaran su hermosa obra. Ahora sí, ya podían regresar.

Un día, los hombres vieron que el Sol empezaba a palidecer, cada vez más y más y más... ¿qué pasaba?, ¿qué cosa tan extraña hacía que su sonriente rostro dejara de reír? Algo terrible, pero que no podían explicarse, estaba sucediendo. Pronto se dieron cuenta que un gigantesco puma alado acosaba al bondadoso Sol. Los hombres no lo pensaron más y se prepararon para defenderlo. Los más valientes y hábiles guerreros se reunieron y empezaron a arrojar sus flechas al intruso que se atrevía a molestar al Sol. Por fin uno dio en el blanco, y el animal cayó atravesado por una flecha, que entraba por el vientre y salía por el lomo. Sí, cayó, pero no muerto. Y allí estaba, extendido y rugiendo; estremeciendo la tierra con sus rugidos. Tan enorme era que nadie se atrevía a acercarse y lo miraban, asustados, desde lejos. En tanto el Sol se fue ocultando poco a poco; había recobrado su aspecto risueño.

Fue entonces que apareció la Luna. Vio al puma allá abajo, tendido y rugiendo. Compadecida quiso acabar con su agonía. Y empezó a arrojarle piedras para ultimarlo. Tantas y tan enormes que se fueron amontonando sobre el cuerpo hasta cubrirlo totalmente. Tantas y tan enormes que formaron sobre la llanura una sierra: la Sierra de Tandil. La última piedra que arrojó cayó sobre la punta de la flecha que todavía asomaba y allí se quedó clavada. Quedó enterrado así, también, para siempre, el espíritu del mal, que según los indios no podía salir. Pero cuando el Sol paseaba por los cielos, se estremecía de rabia siempre con el deseo de atacarlo otra vez. Y al moverse hacía oscilar la piedra suspendida en la punta de la sierra.


Me pareció interesante esta leyenda, en función de que hoy se pone de vuelta la piedra, o su réplica en realidad, en su lugar. Cómo todo esto genera polémica, que si se gastó bien la plata, que si esa plata no se podía haber usado para otra cosa. Que si va a atraer más turistas o si no, y que si trae más turistas es mejor que dar la plata en subsidios o bolsas de comida. Quien sabe. Tanta polémica, tanto ruido. Por eso me pareció bueno hablar del tema pero con una visión diferente, esta de la leyenda.

Ojalá que esta piedra que pongan arriba mantenga al “espíritu del mal” encerrado, como cuenta la leyenda. De hecho ya que están los ingenieros, sin soltar al puma, podrían abrir un hueco y enterramos algunas cosas más allí, como ser algunos políticos que andan sueltos, algo de la injusticia que también anda suelta, algo de la desocupación y del analfabetismo, en fin, tantas cosas tenemos los argentinos para enterrar que los que hicieron la replica de la piedra podrían tener trabajo por los próximos cien años.

Pero bueno volviendo al asunto de que todo genera crítica, todo es un buen tema para polémica, todo se pone en discusión, tengo un cuento (b) que me parece apropiado y dice así:


Una vez Hodja y su hijo emprendieron un viaje. Hodja prefirió que su hijo viajara montado en el burro y él ir caminando. En el camino encontraron una gente que dijo: - ¡Miren a ese niño joven y fuerte! Así es la juventud de hoy en día. No tiene respeto por los mayores. ¡Él va montado sobre el burro y hace caminar a su pobre padre!

Cuando esas personas quedaron atrás, el niño se sintió muy avergonzado e insistió en caminar, y que su padre fuera montado sobre el burro. Poco más tarde, se cruzaron con otras personas quienes dijeron: - ¡Miren eso! Ese pobre niño tiene que caminar mientras que su padre monta sobre el burro.

Cuando hubieron pasado a estas personas, Hodja dijo a su hijo: - Creo que lo mejor será que los dos caminemos. Así nadie se quejará. Continuaron su viaje, ambos caminando. Poco más tarde se encontraron con otros, quienes dijeron: - ¡Miren esos tontos! ¡Ambos caminan bajo este sol ardiente y ninguno de ellos monta sobre el burro!

Ante esto, Hodja se volvió hacia su hijo y dijo: - Eso va para demostrar qué difícil es escapar de las opiniones de los hombres.


Así que bueno, esperemos que esta piedra no se caiga, sobre todo encima del pueblo que la pagó, ya que esta no la manda la luna sino que sale de nuestros impuestos. Y que el que quiera criticarla que la critique, total si habla bien de ella lo van a criticar, y sino también. Muchas felicidades a los tandilenses y ojalá que el turismo aumente.




J. R. Lucks




Bibliografía

(a) “La leyenda del puma, el Sol y la Luna”. La versión que se tomó para la adaptación puede encontrarse en: http://www.lapiedramovediza.com.ar/

(b) “Las críticas de los hombres”. Cuentos enseñanza del maestro sufi Nasreddin. H. D. Halka

jueves, mayo 10, 2007

10-05-07. Las mentiras y el triple filtro de Sócrates.

Hola gente. Hoy traje dos cuentos. Ambos tienen un poco que ver con esto de la campaña sucia, y las mentiras y las difamaciones. Este tema ustedes mismos lo tocaron el otro día con lo del radar que anda y no anda (1), y también cada vez que sale un índice de precios o estadística del INDEC (2), en fin, es un tema de actualidad.

Lo bueno del primer cuento es que como van a ver los engaños son como el bumerang y a la larga vuelven sobre la nuca de uno mismo. El cuento en cuestión (a), luego de su necesaria lucksización, dice así:


Había una vez un cazador muy astuto, que con mucha facilidad lograba imitar el sonido de los animales, nunca fallaba. Iba al bosque, imitaba el sonido de un pájaro, y cuando éste venía, lo cazaba. Tan perfecto era el engaño, que una vez comenzaron a acercársele unos lobos hambrientos, atraídos por sus imitaciones del sonido de unas apetitosas liebres silvestres. El cazador, preocupado por los inesperados visitantes, imita entonces el sonido de una leona cazadora para espantar a los lobos, y efectivamente su táctica resulta efectiva. Pero hete aquí que un león en celo que pasaba por allí, se acerca ante tan verosímil llamado. El cazador, amenazado ahora por el león, decide, para espantarlo, imitar el sonido del oso. En eso, cuando estaba logrando que el león huyera, recibe un tiro en la espalda de un cazador de osos, que creyó estarle disparando a una magnífica pieza.


Las mentiras se lo terminan tragando a uno. Podes engañar y engañar, y a la larga terminás cayendo por tu propio engaño. Y esto no va sólo para mentiras o trucos, va también para políticas de precio engañosas, para subsidios interminables que terminan siendo como arenas movedizas, para tipos de cambio que no hay forma de sostener sin tener que mentir después en la inflación o en la emisión, o en la deuda, en fin, cosas que acá nunca pasaron. El asunto, con quienes gobiernan a pueblos en los que esto sucede, es que cuando las mentiras les caen encima, le caen al pueblo también. Así que hay que cuidarse. Muchas veces no es peor el golpe por lo fuerte sino por lo inesperado. Dentro de lo posible tratar de estar prevenidos, y obviamente tratar de que los más mentirosos no lleguen a gobernarnos.
El otro cuento, tal vez nos ayude a reconocer a los habladores y mentirosos de los que no lo son. Es un cuento (b) muy bonito ambientado en la antigua Grecia, y el que lo compuso en su momento hace hablar a Sócrates, el filósofo, con un portador de noticias. El cuento pasado por la lucksizadora dice así:


-¿Sabes la noticia, algo secreta, que tengo para contarte, Sócrates?
Sócrates, que conocía a este individuo y lo sabía un hablador le dice:
- Espera un minuto, antes de decirme cualquier cosa quisiera que pasaras un pequeño examen. Es llamado el examen del triple filtro.
- ¿Triple filtro? - pregunta el chismoso.
-Correcto. Antes de que me hables puede ser una buena idea tomar un momento y filtrar lo que vas a decir.
- El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
- No - contesta el hombre - realmente sólo escuché sobre eso y...
- Muy bien - interrumpe Sócrates. - Entonces realmente no sabes si es cierto o no. Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme?
- No, por el contrario... es algo bastante malo relacionado con…
- Entonces, - continuó Sócrates - tú deseas decirme algo malo sobre algún tema, pero no estás seguro de que sea cierto. No te preocupes, aún puedes pasar el examen, queda un filtro: El filtro de la utilidad. ¿Será útil para mí lo que vas a decirme?
- Bueno, realmente, no creo que pueda serte muy útil… sólo que me pareció interesante comentarte…
- Bien, - concluyó Sócrates interrumpiendo nuevamente al hablador, - si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil, ¿por qué habría yo de escucharte?


Excelente, ¿no? Que tal si aplicamos nosotros este filtro a todo lo que escuchamos. Asegurarnos de que el que nos habla sabe de lo que habla, que sea algo bueno lo que vamos a escuchar, pero aparte y aunque tal vez no sea bueno, que sea útil. Créanme, si aplicamos este filtro, al final del día el silencio nos va a retumbar en los oídos.


J. R. Lucks




Bibliografía

(a) Adaptación del cuento “El cazador astuto”. Cuentos ZEN, Guido Tavani. Editorial Quadrata, año 2007.

(b) Adaptación del cuento de un cuento llamado “Triple filtro”. La versión original puede encontrarse en: http://www.elrincondeluz.com.ar/cuentos.htm



Notas de contexto

(1) En esos meses el radar del aeropuerto de Ezeiza había sufrido un desperfecto, dando motivo para una gran cantidad de denuncias, desmentidas y comentarios, tanto oficiales como de los pilotos y controladores de vuelo, que hacían que el público en general no supiese a quien creer en cuanto a la seguridad de volar y a la reparación de los elementos de control en cuestión.

(2) INDEC, Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. En esa época había dudas sobre la veracidad de los índices dados a conocer y atribuidos a este organismo.