domingo, mayo 10, 2009

Sensaciones y sentimientos

Uno de los refranes tal vez más populares y que a mí, probablemente por esa razón, más ruido me causa, es el que dice:

“Ojos que no ven corazón que no siente”.

No me convence, y no necesariamente porque en el fondo no sea cierto, sino más bien por cómo dice la verdad que dice. Y digo esto aunque no sea del todo razonable. Después de todo es un refrán, y por lo tanto una síntesis estética de la verdad. No debería interpretarse literalmente, pero esto no lo sabe o entiende mucha gente, y de allí mi incomodidad.

Déjenme darle algunas razones por las que no me cierra. Primero, si los que no ven no sintieran los no videntes serían insensibles, y definitivamente no lo son.

Ver es usar un sentido, y los humanos tenemos al menos otros cuatro, con lo cual, sentir no es exclusivo de la vista.

Por otra parte, el corazón no siente, late. A pesar de que poéticamente se le quiera asignar al músculo cardíaco la función de sentir, sobretodo en esta época tan individualista, moderna, desaprensiva, consumista, superficial, etcétera, que vivimos, ya casi nadie “siente” con el corazón, ni siquiera poéticamente.

Se puede afirmar que sentir con el corazón está pasado de moda. El hombre de hoy “siente” con el bolsillo, con la tarjeta de crédito, con los órganos sexuales, en el mejor de los casos con el cerebro, con aparatos científicos, etcétera. Hoy se siente con cualquier cosa que tenga que ver con la razón, con el dinero, o con la excitación erógena; con el corazón, en cambio, cada vez menos.

Claro que si hablamos de sentir también hay que aclarar. ¿Nos referimos a sensaciones, o a sentimientos?

Si hablamos de sensaciones entonces los sentidos (vista, olfato, gusto, tacto y oído) son los responsables de percibir; pero ¿quién siente?, no el corazón, sino el cerebro. Todo lo que sentimos por los sentidos va al cerebro que hace algo con eso: actúa, hace que algún músculo se mueva o no, se defienda o se atreva, quién sabe, pero no es el corazón, es el cerebro.

Hoy vivimos en un mundo de sensaciones pero no sólo visuales, por eso la vista no es lo único que nos hace sentir. Siente el que escucha música (o sonidos provenientes de algo parecido a un instrumento musical), siente el que inhala alguna sustancia que le permite a su cerebro imaginar sensaciones más allá de las sensaciones, siente el que se hace tocar o toca nada más que para excitarse, todos esos sienten, y definitivamente pueden hacerlo con los ojos cerrados.

El refrán no habla de ese sentir sensaciones, habla de sentir sentimientos. Pero ¿dónde se sienten los sentimientos? No en el corazón, no sé si en el cerebro, pero no en el corazón.

¿Pueden existir sentimientos sin sensaciones? Es muy probable que no. Si no se siente nada, por ningún sentido, se está desconectado. Si no se tiene contacto es probable que no puedan existir sentimientos, porque en definitiva se los tiene por algo externo a uno, o a causa de alguien externo a uno, y si no se lo “siente” no se puede “sentir” nada por él o ella.

El refrán dice la verdad, sin sensaciones no hay sentimientos. Pero sin sentimientos no hay ser humano. El refrán se mal usa, en general, para incitar a no enterarse de algo, o para ocultar algo de alguien. La supuesta felicidad causada por la ignorancia. No de mis predilectas.

Me gusta más pensarlo como un aviso para estar alerta: ¡sin sensaciones no hay sentimientos! Entonces a los sentidos hay que cuidarlos, no destruirlos viendo porquerías, inhalando basura, tocando y dejándose tocar por cualquiera, escuchando a volúmenes que reducen la capacidad auditiva o tapan voces, etcétera.

Ojos (o sentidos) que no ven (o que no sienten por estar arruinados o adormecidos), corazón (o el órgano que más les guste) que no siente (que no tiene sentimientos, que es mineral en vez de humano). Así lo entiendo mejor, pero claro, es una versión sin sex-appeal.

Sintamos de vuelta para sentir. Seamos sensibles a lo que pasa a nuestro alrededor, para poder tener sentimientos adecuados (amor, pudor, compasión, odio contra cosas como la injusticia, etcétera).
El refrán, con toda su carga de síntesis estética, debería al menos decir: ¡Cuidado! ojos que no ven, corazón que no siente.


J. R. Lucks

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1 comentario:

cifuenteschiquitina dijo...

Me encanta tu opinion me parece un ensayo muy bien realizado al leerlo siento que alguien tiene una espectativa de las cosas y nuestro al rededor similar a la mia