jueves, julio 10, 2008

10-07-08. La crisis

Hoy les quiero hablar de las crisis. Ese estado permanente en el que vivimos los argentinos. ¿Es así no? Si no es una cosa es otra: si no es la crisis del campo es la energética, o la crisis de la educación, o la crisis habitacional, o la crisis del cambio climático, o es que el tránsito de la ciudad está en crisis. En fin, si en vez de la humedad midiésemos la crisisedad, en Argentina daría siempre el 100%, y la gente andaría diciendo: “lo que mata es la crisisedad”.

Crisis viene del griego, y deriva de krinó, que quiere decir juzgar y también separar. De ese término griego deriva el latín cerno, y el verbo cernere, que en español se traduce como cernir; nuevamente separar, pero también seleccionar, examinar, distinguir. Podría decirse poner lo bueno de un lado y lo malo de otro.

De esta raíz se derivan palabras como crítico. Un crítico de cine, por ejemplo, es alguien que examina las películas y las distingue entre malas y buenas. Otra interesante que sale de aquí es excreción, que es lo que se expulsa, se saca, se tira luego de una selección.

Esta otra palabra es interesantísima, de la misma raíz viene: decreto. El prefijo de, en este caso significa movimiento, algo que va de una parte a otra; y el resto de la palabra es nuevamente un juicio sobre algo, un discernimiento, un punto de vista. Un decreto entonces en un juicio sobre algo, una decisión, que va del que lo emite hacia los demás. Debe ser por eso que nuestros queridos gobernantes, que evidentemente saben muchísimo de etimología, resuelven todas las crisis a decretazo puro.

Pero bueno, como verán la palabra tiene bastantes significados. Ahora: ¿alguien me puede decir por qué nosotros la usamos como sinónimo de problema, en vez de cómo momento para tomar una decisión? ¿Por qué ante una crisis pareciera que las únicas opciones que tenemos son cortar una ruta, salir corriendo a algún consulado, o ponernos a llorar?, si el significado de la palabra es mucho más cercano a decidir, que a comenzar a protestar, escaparse o entristecerse.

No digo que vaya a ser una decisión agradable, ni divertida, ni fácil, la que haya que tomar, pero lo cierto es que un momento de crisis es un momento de discernir, de juzgar, de distinguir entre lo que sirve y lo que no, y de separar lo malo y eventualmente excretarlo. Es cierto que la probabilidad de que justo en ese momento nos caiga un decreto es muy alta, pero bueno habrá que ver que se hace con eso.

Hace unas semanas hablamos de los líderes y de cómo ellos debían encontrar salidas a los problemas, ya que la salida era la única forma exitosa de resolverlos. Evidentemente para encontrar esa salida hay que juzgar y hay que discernir, el momento de crisis, que es un momento de decisión, hay que enfrentarlo para encontrar salida al problema. No hay que evitar la crisis, ya que si no decidimos nada no salimos del atolladero.

Muchas veces en la crisis, en vez de decidir nos paralizamos. No tomamos la decisión que tenemos que tomar, no excretamos lo que tenemos que excretar, o discernimos lo que tenemos que discernir, porque estamos demasiado ocupados protestando, escapando o llorando, y entonces el problema nos gana. No es la crisis la que nos gana, es el problema porque nosotros no aprovechamos la crisis para decidir que hacer.
Les traje un muy pequeño cuentito para ejemplificar esto que estoy diciendo. Más o menos relata lo siguiente:

“Una vez, hace mucho tiempo, un comerciante de seda inició un viaje de negocios hacia tierras lejanas, motivo por el cual se llevó con él una espada y una lanza por si surgía algún problema. En el camino, un bandido, cuya única arma era una rama retorcida, lo detuvo y lo despojo de sus pertenencias.

Cuando llego a la ciudad mas próxima el comerciante contó su desgracia a sus amigos, quienes le preguntaron como había sucedido que él, estando armado con una espada y una lanza, no hubiera podido dominar al ladrón que sólo cargaba una rama de palo.

El contestó: El problema fue precisamente ese, que no pude defenderme porque yo tenía las dos manos ocupadas, una con la espada y la otra con la lanza”.

Muchas veces tenemos la solución en nuestras manos en momentos de crisis, en momentos de decisión; y muchas veces por no tomar la actitud correcta, de decidir en vez de protestar, el problema nos termina ganando.

A nivel personal cada uno sabrá cuando son sus momentos de crisis, sus momentos de decisión. En las democracias, al menos en la nuestra, no sé si tenemos tantas crisis como creemos; o sea si podemos realmente ponernos a discernir tanto como decimos. De lo que estoy seguro es que tendremos una crisis, entendida como momento de decisión, el año que viene para renovar parte del congreso, y otra en dos años más para gobernadores y autoridades nacionales. Cuando tengamos un sobre en una mano y una boleta electoral en la otra, no hagamos lo que hizo el comerciante robado, esas son las cosas que tenemos para defendernos de lo que creamos nos pueda estar atacando. No lloremos ni después ni durante la crisis, distingamos, tomemos la decisión y excretemos lo que no sirva.


J. R. Lucks


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