jueves, agosto 23, 2007

23-08-07. La utopía del Gran Dictador, hagámosla realidad

Como estamos cada vez más encampañados, más y más nos bombardean con discursos, frases hechas, paradojas, verdades medias o mentiras al cien por ciento, quise traerles un discurso (a) que fue pronunciado por primera vez en 1940.

Les voy a leer pedazos del discurso. No tiene ninguna lucksización, excepto por algunos párrafos que saqué para que no fuese tan largo. Dice así:

"Realmente lo siento, pero no aspiro a ser emperador. Eso no es para mí. No pretendo regentar, ni conquistar nada de nada. Me gustaría ayudar en lo posible a cristianos y judíos, negros y blancos. Todos tenemos el deseo de ayudarnos mutuamente. La gente civilizada es así. Queremos vivir de nuestra dicha mutua, no de nuestra mutua desdicha. No queremos despreciarnos y odiarnos mutuamente.
En este mundo hay sitio para todos. Y la buena tierra es rica y puede garantizar la subsistencia de todos. […] La voracidad ha envenenado el alma de los hombres, ha rodeado el mundo con un círculo de odio y nos ha hecho entrar […] en la miseria y en la sangre. Hemos mejorado la velocidad pero somos esclavos de ella. La mecanización que trae consigo la abundancia nos ha alejado del deseo. Nuestra ciencia nos ha vuelto cínicos, nuestra inteligencia, duros y brutales. Pensamos en exceso y no sentimos bastante. Tenemos más necesidad de espíritu humanitario que de mecanización. Necesitamos más la amabilidad y la cortesía que la inteligencia. Sin estas cualidades la vida solo puede ser violenta y todo estará perdido. […]
En este momento mi voz llega a miles de seres esparcidos por el mundo. A aquellos que puedan comprenderme les digo: no desesperéis, la desgracia que ha caído sobre nosotros no es más que el resultado de un apetito feroz, de la amargura de unos hombres que temen el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará y los dictadores perecerán, y el poder que han usurpado al pueblo volverá al pueblo. […] Y ¡vosotros!, vosotros, el pueblo tenéis […] el poder para crear la felicidad, el poder para crear esa vida libre y espléndida, para hacer de esa vida una radiante aventura.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un porvenir y resguarde a los ancianos de la necesidad. Prometiendo estas cosas gente ambiciosa se ha hecho con el poder, […] Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Combatamos por un mundo equilibrado, donde la ciencia, el progreso, lleve a todos a la felicidad. Combatamos para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.
Luchemos por el mundo de la razón".

¿Les gustó? Este texto pertenece al discurso final de la película El Gran Dictador. La primera película hablada de Charles Chaplin. En esta película Chaplin representa dos personajes. Uno es el de un dictador que pretende conquistar al mundo, llamado en el film Adenoid Hynkel, en clara alusión a Adolfo Hitler. Durante el desarrollo de la película, debido a su parecido con el otro personaje que Chaplin representa, un barbero de religión judía ex soldado y con amnesia, el dictador es confundido y apresado por sus propias tropas. Por este motivo, el barbero es tomado por el dictador y llevado a dar un discurso para arengar a sus tropas, puesto que se había iniciado la conquista del planeta.

Me llamó la atención la actualidad de un discurso que tiene casi setenta años, y que estaba dirigido a luchar, desde lo intelectual, contra regímenes totalitarios europeos que comenzaban lamentablemente a florecer. Yo me pregunto: ¿qué pasó? Hoy no tenemos regímenes totalitarios como esos. Hoy “avanzamos”, tanto desde la ciencia como desde la tecnología. Hoy ya sufrimos grandes golpes como los que Chaplin intentaba evitar desde su discurso, y debimos haber aprendido de ellos. ¿Por qué prácticamente todo lo que dice sigue aplicando? ¿Por qué no se volvió obsoleto algo que se dijo hace casi setenta años? No sólo no se puso “rancio” el mensaje, sino que tal vez hoy sea más aplicable incluso que el 1940.

Esto que pide Chaplin es demasiado importante para pedírselo a dictadores o a políticos. Es demasiado vital para “delegarlo” en alguien más. Somos nosotros los que tenemos que hacer este mundo del que se habla en el discurso. Desde cada realidad nuestra de cada día. Desde el aquí y el ahora que pregona mi amiga Ester todas las mañanas. En las democracias vence la mayoría. Si en vez de solamente votar y esperar que alguien más lo haga por nosotros, la mayoría hacemos lo que hay que hacer, vamos a ganar nosotros la elección.
Para cerrar con Carlitos Chaplin, si el discurso fue muy largo, quedémonos con esto:

“En este momento mi voz llega a miles de seres esparcidos por el mundo. […] les digo: no desesperéis, la desgracia que ha caído sobre nosotros no es más que el resultado de un apetito feroz, de la amargura de unos hombres que temen el […] progreso humano. […] Vosotros, el pueblo tenéis el […] poder para crear la felicidad, el poder para crear esa vida libre y espléndida...para hacer de esa vida una radiante aventura. […] utilicemos ese poder actuando todos unidos. […] para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia”.

J. R. Lucks


Bibliografía

(a) El discurso completo que cierra la película El Gran Dictador puede hallarse en :
http://www.redcientifica.com/doc/doc199903200002.html






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