jueves, agosto 16, 2007

16-08-07. Collares y caracoles de regalo, pero con valor

Hoy les traigo regalos… no perdón, cuentos que hablan de regalos. Porque vieron que un regalo es muchas veces lo que más queremos. Y sin embargo, por otro lado, se dice que lo que se regala no se valora. Así que me puse a pensar, y a buscar cuentos para ver si me iluminaban un poco con esto del valor de los regalos, y qué significa regalar, y dónde está el valor de lo regalado, en fin. Eso sí preparen los pañuelos porque son un poco emotivos. El primero (a) dice así:

Una niñita se aproximó a un negocio, y apretó su naricita contra la vidriera. Sus grandes ojos brillaron cuando vio un determinado objeto. Entró en el negocio y pidió para ver el collar de turquesa azul.
–Es para mi hermana. ¿Me lo puede envolver en un lindo paquete? –dijo ella.
El dueño del negocio la miró desconfiando, y le preguntó:
–¿Cuánto dinero tenés?
Sin dudar, sacó de su bolsillo un pañuelo bien atadito y fue deshaciendo los nudos. Colocó su contenido sobre el mostrador, y dijo feliz:
–¿Esto alcanza?
Eran apenas algunas monedas las que la niña exhibía orgullosa.
–¿Sabe?, quiero regalarle este collar a mi hermana mayor. Desde que nuestra madre ya no está ella cuida de nosotros, y no tiene tiempo para sí misma. Hoy es su cumpleaños y estoy segura de que quedará feliz con ese collar, es igual al color de sus ojos.
El hombre tomó el collar, lo puso en un estuche, lo envolvió con un lindo papel rojo, y le hizo un trabajado moño con una cinta verde.
–Tome, –dijo a la niña el dueño de la tienda– llévelo con cuidado.
Ella salió feliz, y se fue corriendo y saltando calle abajo. Aún no acababa el día cuando una señorita joven entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho, y preguntó:
–¿Este collar fue comprado aquí?, ¿cuánto costó?
–¡Ah!, –dijo el dueño del negocio– el precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre mi cliente y yo.
La joven insistió:
–Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es verdadero, ¿no? Ella no tendría dinero para pagarlo.
El hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven diciendo:
–Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar: ella dio todo lo que tenía.

Obviamente esto me dio esto que pensar: ¿a qué le damos valor?, ¿cuál es el valor de las cosas?, ¿a quién le damos todo lo que tenemos?, ¿a quién le pedimos todo?, y ¿qué estamos dispuestos a dar a cambio de todo lo que el otro tiene, o nos da, o nos puede dar?
Tal vez esta reflexión que leí alguna vez en un sitio web (b), referida a cómo han cambiado los valores y las cosas por las que nos preocupamos, ayude a pensar un poco en esto:

Parece que nos preocupamos más por la calidad y el tamaño de las casas que por los de la familia que la va a ocupar. De tener compromisos, pero no de comprometernos. De que nuestras fortunas crezcan, aunque no se pueda decir lo mismo de nuestros valores. Fíjense que el hombre llego a la luna, pero no sabe quién vive del otro lado del pasillo. Parece que cada vez más conocemos el espacio exterior, y menos el interior. Tenemos más comida, pero menos nutrición. En muchos hogares tenemos dos ingresos por un tiempo, aunque muchas veces se transforman rápidamente en uno, más por rotura de esos hogares que por pérdida del trabajo.

En fin, cosas que pasan, evoluciones o involuciones del hombre como especie. Quién sabe. Para pensar y seguir pensando. Así que para cerrar les quiero leer un cuentito (c) más, uno cortito que dice así:

Una niña en África le dio a su maestra un regalo de cumpleaños. Era un hermoso caracol.
–¿Dónde lo encontraste? –pregunta la maestra.
La niña le dijo que esos caracoles se hallaban solamente en cierta playa lejana.
La maestra se conmovió profundamente porque sabía que la niña había caminado muchos kilómetros para buscar el caracol.
–No debiste haber ido tan lejos sólo para buscarme un regalo.
La niña sonrió, y contestó:
–Maestra, la caminata es parte del regalo.

Fíjense que los personajes centrales de estos cuentos son niñas, o niños, es lo mismo. Los autores de los cuentos pensaron en personajes inocentes, que naturalmente dan valor a lo valioso más allá de lo que cueste. No los arruinemos, que la sociedad de consumo en la que vivimos ya se va a encargar de eso. Aprovechemos mientras son chicos y son como las de los cuentos, tal vez podamos aprenderles algo.
Bueno, no tengo más regalos por hoy. Caminemos, y que los caracoles sean lo de menos. Si el que recibe el regalo realmente se merece nuestra caminata, la va a apreciar aunque el caracol sea feo.


J. R. Lucks



Bibliografía


(a) Este cuento fue adaptado de una versión del mismo que puede encontrarse bajo el nombre: “Amar es darse todo”, en la siguiente dirección web:
http://www.deaccioncatolica.com.ar/


(b) La versión completa de la reflexión a la que se hace mención, fue publicada en la siguiente dirección web:
http://www.elrincondeluz.com.ar/cuentos/mas_que_un_anillo.htm

(c) La versión que se tomó para adaptar este cuento puede encontrarse en la siguiente dirección web:
http://www.elrincondeluz.com.ar/cuentos/un_regalo.htm






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