domingo, septiembre 06, 2009

Formas o fondos

Llega la época del año en que nos empezamos a preocupar un poco más por las formas. El calor, y el proceso de ir sacándose las capas de ropa que el invierno obliga a utilizar, sacan del “fondo” algunas cosas que preferimos no mostrar.

En realidad las formas han tomado el control de la escena desde hace tiempo. La estética, lo externo, lo –en definitiva– superficial, se ha vuelto primordial y dominante.

La pregunta de Eric Fromm de mitad del siglo pasado ¿Tener o Ser?, se ha contestado indefectiblemente por el lado del tener. La ha contestado la sociedad de consumo, tanto los que producen y venden, como los que compran. La forma, la deseada, se ha convertido en un "bien", y se puede tener, se puede comprar.

Estoy exagerando, obviamente, debe quedar aún gente más preocupada por ser algo que por parecerlo. Pero si se exagera en lo importante que es un traje, o una crema facial, etcétera, ¿por qué no puedo yo exagerar para llevar agua para el otro molino?

Tener la forma, parecer, es más fácil, es más buscado, es hasta más dinámico, porque hoy se puede tener una forma y mañana otra, y así uno no se aburre. Siendo, en el otro extremo, es más difícil de cambiar.

Hay un viejo refrán que dice:

“Lo que importa no es la forma, sino el fondo”.

Jugando un poco con las palabras, hoy, a pesar de mi desacuerdo violento con lo que voy a escribir a continuación, estaría más de moda decir: “En el fondo, lo que importa es la forma”.

Pareciera que nos olvidamos de otros refranes interesantes que la sabiduría popular terminó transformando en consejos valiosos, como:

“La experiencia no se fía de la apariencia”. “No todo lo que brilla es oro”, ó “Las apariencias engañan”.

Hoy las fajas reductoras que dan forma de flaco al gordo, las prendas íntimas levantan lo caído y juntan lo separado, las camas solares dan colores caribeños al que no sale de su habitación más que para ir a cambiarse de color en una cama solar, etcétera, son el norte de muchas brújulas.

No es que me parezca mal, o crea que esto no debe ser permitido, pero: y en el fondo, ¿qué hacemos para no tener que parecer lo que aparentemente quisiéramos ser?

¿Quién publicita hoy un verdadero cambio, en vez de solamente un maquillaje?, ¿quién o cuánto se habla de una “inversión” en transformarse en lo que uno quiere aparentar? ¿Qué tal preguntarse por lo que debe uno ser? Por qué confiar sólo en avisos televisivos o en las tendencias de la moda para contestar esa pregunta.

Volviendo a los refranes, me gusta más este:

“Tal el hombre debe ser, como quiera parecer”.

No es que los otros citados anteriormente sean malos (excepto el que propuse como de moda); pero es que el primero sólo es enunciativo, y los últimos tres sólo previenen de lo que otros quieren hacernos creer. Éste último incita a la acción personal. Éste último es una llamada a levantarme y hacer algo concreto.

Si quiero ser flaco haré ejercicio, y si quiero lucir como caribeño me mudaré a Cuba. Aparte de eso, debo ser solidario, no sólo parecerlo colaborando con alguien de vez en cuando. Debo prepararme intelectualmente para lograr cosas, no sólo leer alguna revista de actualidad para poder opinar sin saber de qué estoy hablando, etcétera.

No pretendo decir que la forma sea irrelevante, la forma, muchas veces, hace. No es lo mismo saludar a un hijo con un grito que hacerlo con cariño, esa forma, esa, sí hace. La otra forma, la forma de la que estoy hablando, esconde. Usamos la forma (la cirugía estética, la ropa de pseudo marca, el lugar que frecuentamos para mostrarnos, etcétera) para comunicar algo que no siempre somos.

No somos lo que quisiéramos mostrar y por lo tanto, al sentir que no somos lo que deseamos, pareciéramos tener únicamente la opción engañar, la de usar las formas para esconder la realidad.

Los seres humanos podemos ser lo que queramos ser, y dentro de ese “querer” hay que combinar no sólo el gusto sino también la obligación, el querer lo que se debe, lo que nuestra situación de seres humanos nos pide. El hombre tiene esa capacidad y ese deber.

Ocupados todo el día en aparentar, en esconder, no nos queda tanto tiempo para ser. Tenemos tanto que terminamos siendo muy poco.

Si no podemos sacarnos la forma de la cabeza, usemos la palabra entonces para formarnos, para trans-formarnos. Para en el fondo, ser lo que queremos que los demás crean que somos. No falla.



J. R. Lucks



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