jueves, agosto 07, 2008

07-08-08. Los idiotas

Idiota deriva del griego idiōtēs, y significa: persona que carece de capacidad profesional y por lo tanto no es técnico en una profesión. Se trataba de un ciudadano privado o particular. Podría decirse, en cierta forma, egoísta, ya que sólo veía su ego, o sea por su yo. Era entonces el que no se ocupaba de los asuntos públicos, no era útil a la polis, o sea a la comunidad.

Como el que vive apartado suele adquirir pocos conocimientos, idiota pasó a significar rústico, ignorante, aunque más por decisión que por deficiencia, negado a lo público. Era el hombre que vivía apartado de los negocios, o sea, de la negación de ocio, era el hombre que no se ocupaba.

A su vez este término viene, de idios, que quiere decir: privado, propio, referido a uno mismo. Fíjense que privado, lo privado, que hoy tanto se exalta, significa: falto de. El que esta privado de algo, es que no tiene ese algo.

No deja de sorprenderme como nos confundimos a veces. El hombre que más busca su privacidad, es el que más se priva; y ¿de qué se priva?, justamente de lo público.

Irónicamente, los excluidos, son hoy los más privados. Los que por no tener acceso, sea a la salud, a la educación, a la alimentación correcta, en fin, a lo que sea, terminan siendo los más privados, los que tienen más privaciones.

Por un lado tenemos a infinidad de gente con abundantes recursos materiales buscando la privacidad, privarse de, para terminar compartiendo, hasta cierto punto, lo mismo que tienen los que no tienen nada, privaciones. Unos por ser excluidos, y otros por decisión, ambos terminan privados. Me pregunto: ¿cuánto las privaciones que unos sufren no tendrán que ver con la búsqueda de privacidad de los otros?

Vamos a ver que nos dice la literatura. Hay un libro que me gustó mucho que se llama: Si Aristóteles dirigiera General Motors (1). Es uno de estos libros en los cuales autores típicamente de temas de negocios, toman principios e ideas básicas y tradicionales de la filosofía griega y las aplican al mundo de hoy, al mundo moderno, al frenesí en el que vivimos. Uno de los párrafos dice así:

“Aristóteles se planteó en La política la naturaleza básica de la vida humana en comunidad. ¿Por qué viven juntos los humanos? ¿Qué ocurre cuando los seres humanos se organizan y estructuran sus actividades con otros seres humanos, en vez de intentar volar solos por la vida? A Aristóteles le interesaba, sobre todo, comprender el funcionamiento de las polis, las ciudades-estado de la Grecia de su tiempo; pero a un nivel más general, quería comprender algo universal. Después de pensar mucho tiempo en la polis, llegó a la conclusión siguiente: ‘La ciudad […] es una asociación para el bienestar’”.

La ciudad, una asociación para el bienestar. O sea, la comunidad, debe ser un lugar en el que asociados, a otros obviamente, busquemos el bienestar. Donde juntos, públicamente, busquemos estar bien. Y me puso a pensar esto, no hay que ser idiota, no es en lo privado, y obviamente no es en las privaciones, en donde se encuentra el bienestar, al menos para Aristóteles y para el autor del libro que estoy citando que se llama Tom Morris, sino en la ciudad, en la polis, en la comunidad.

Seguramente hoy se inclina uno a decir que la ciudad es un desastre: tráfico, cortes de calle, miles de líos y agresividades…en definitiva hoy la ciudad parece teatro de conflicto. Veamos que dice Morris basado en lo que ya se pensó hace más de dos mil años:

“La armonía social no sólo es un estado de ausencia de conflictos, sino una consonancia positiva y vibrante y una fortaleza interpersonal, una relación en la que los individuos puedan lograr el desarrollo de sus dones más elevados y disfrutar de la plenitud de la vida en común”.

No es en lo privado que evitaremos los conflictos que muchas veces, por desesperación de ser escuchados, se generan a través de los que sufren privaciones. No seamos idiotas, un piso veinte, o un barrio cerrado, por muy privado que sea, no nos aleja lo suficiente, no nos evita los conflictos, no nos priva.

Hay que buscar la armonía social a través de lo inter-personal, no persiguiendo lo privado, no ejerciendo de la idiotez que nos aleja de lo público. Lo inter-personal, lo que es entre personas, la vida en común, debería llevarnos más rápido a la armonía social que lo privado, que el privarnos o privar a otros.

No hace falta arreglar al mundo todo de una sola vez, que tal si empezamos por el prójimo, que no quiere decir otra cosa que próximo. ¿Por que no empezar por el que tenemos más cerca?

Propongo, como en los programas de ejercicios, empezar con cinco minutos por día de cambiar algo privado, algo idiota, por algo inter-personal, algo entre personas, algo comunitario con el próximo: hijos, esposa, pareja, tío, madre, padre, compañero de oficina,… nada demasiado heroico. A ver si no logramos con eso un poco más de armonía y un poco más de bienestar, que con las privaciones a las que nos sometemos porque nos dicen que está de moda.


J. R. Lucks



Referencias:

(1) Si Aristóteles dirigiera General Motors. Tom Morris. Editorial Planeta, 2005.


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