jueves, junio 12, 2008

12-06-08. Ídolos o ejemplos

Hace unos días participé de una asamblea de antiguos alumnos de una escuela de negocios, y me llamó mucho la atención el título que eligieron. La asamblea se llamaba: Historia, realidad y compromiso, y me agradó porque la idea era hacer un recorrido por el tiempo.

El punto es que de una u otra forma estas tres palabras me gustaron más que las tres básicas para referirse al tiempo, me parecieron más adecuadas para el título, que de haber usado: Pasado, presente y futuro. En definitiva es un juego de palabras, pero eso me hizo pensar en las diferencias entre cada par de términos. Ya volveré sobre eso más adelante.

Uno de los disertantes en la asamblea era el rabino Sergio Bergman (1). En varios pasajes de su discurso él también jugó un poco con las palabras, por ejemplo planteó en un momento la diferencia entre promesa y proyecto. Si bien etimológicamente son bastante parecidas, ya que ambas quieren decir: echar algo hacia adelante, cuando vemos bien lo que significan son bastante diferentes. Una promesa es solamente una expresión de la voluntad de dar algo a alguien, o hacer por él algo. Digo "solamente" porque con esto de las promesas creo que tenemos miles de malos ejemplos, lamentablemente. Un proyecto, en cambio, es la “disposición” que se forma para la realización o para la ejecución de algo de importancia.

Es como que una promesa es un conjunto de palabras, mientras que un proyecto es algo mucho más concreto. Proyecto viene de abjicere, que como dije significa echar algo hacia delante, pero con dirección, con sentido de tiempo y lugar; de allí justamente vienen también proyectil, algo que se echa hacia adelante pero a un lugar concreto, con un plan, con recursos que nos garanticen que lo que “echamos” hacia adelante ha de llegar al lugar deseado.

Estamos llenos de promesas y creo que, lamentablemente, con muy pocos proyectos, con muchas palabras que expresan voluntad, pero con muy pocos objetivos con dirección cierta de llegar a un lugar concreto. No sólo por parte de los gobiernos, muchas veces de nosotros hacia nosotros también.

Otro par de palabras que el rabino usó en un momento fue ídolo y ejemplo. Y tienen mucho que ver con lo de promesa y lo de proyecto. Ídolo viene de idolum, que significa figura de una falsa deidad, es derivado de eidos que quiere decir: semejanza, sombra, fantasma. En cambio ejemplo, que viene del latín exemplum, quiere decir: muestra, modelo. Para la Real Academia Española ejemplo significa: caso que se propone, o bien para que se imite y siga, si es bueno y honesto, o para que se evite si es malo. El ejemplo no sólo tiene valor: bueno o malo, sino que implica acción de nuestra parte, o lo imitamos o lo repudiamos. El ídolo, en cambio, no sólo es una semejanza, una sombra o fantasma, sino que no llama a la acción. Está allí, arriba de un supuesto altar inalcanzable. Es etéreo como la promesa. El ejemplo en cambio es concreto como el proyecto.

El rabino Bergman comentaba como hoy nos hemos transformado en grandes consumidores de ídolos, en vez de buscar ejemplos para imitar. Compramos lo que el ídolo usa, leemos de sus separaciones o de sus amoríos en las revistas o lo vemos bailar en un caño o cantar por un sueño, pero ¿cuántos de nosotros buscamos lo ejemplar en el ídolo para poder imitarlo?, ¿cuántos vemos en el ídolo lo que no es ejemplar para bajarlos un poco de los altares y dejar de consumirlos como si fuesen realmente nutritivos para nuestra vida?

Hace un tiempo leí un libro que se llama: El hombre light (2). El mismo se refiere a cómo esta tendencia en la alimentación se ha metido no sólo en el aparato digestivo del hombre, sino también en su forma de ser. El punto es que, desgraciadamente, ser light en la forma de ser y pensar, nos lleva a buscar más ídolos que ejemplos, a creer en cualquier promesa en vez de a construir proyectos propios. Creo que esta pequeña cita, sacada del mencionado libro, redondea lo que estamos reflexionando aquí. Dice lo siguiente:

“La vida siempre es anticipación y porvenir. Somos proyectos. El hombre es, sobre todo futuro. Ahí se engarzan los pequeños objetivos, las metas y tantos afanes como jalonan su recorrido. Y para que éstos salgan a delante, es necesario que sean concretos, bien delimitados, con unos perfiles nítidos, sin intentar abarcar demasiado.
[…]
No se puede vivir sin ilusiones, y para que éstas salgan es necesario tener un afán de superación permanente. Ahí está la esencia de muchas vidas ejemplares. Siempre fuertes, a pesar de la adversidad. Ésa es, para mí, la mejor fórmula para llegar a ser uno mismo.
[…]
Decía el Derecho Romano que eran tres las claves para llevar una existencia positiva: vivir honestamente, no dañar a nadie y dar a cada uno lo suyo".


Comamos light para cuidar el colesterol y la salud, pero no seamos light. Busquemos ejemplos para imitar en vez de ídolos para adorar. Creamos en promesas, que tal vez como las ilusiones son necesarias para vivir, pero construyamos proyectos para alcanzar estas promesas e ilusiones. No las tengamos arriba de altares como ídolos que no son más que fantasmas. El Derecho Romano es muy antiguo pero muy sigue muy vigente. Que los buenos ejemplos y nuestros proyectos nos pongan donde queremos, viviendo honestamente, sin dañar a nadie y siendo justos. No suena tan complicado, ¿cierto?


J. R. Lucks



Referencias

(1) Rabino Sergio Bergman: Rabino, egresado del Seminario Rabínico Latinoamericano de Buenos Aires y egresado del Hebrew Union College de Jerusalem – Israel. Master en Educación, Estudios Judaicos y Literatura Rabínica, egresado Cum Laude del Melton Institute de Jerusalem – Israel.

(2) El hombre light. Enrique Rojas Editorial Planeta 2004.




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