jueves, marzo 08, 2007

08-03-07. Otra verdadera versión de la creación de la mujer.

Queridísima gente, ¿como andan? Aquí de vuelta, con muchas ganas, con mucha ilusión y muy contento de volver al aire de Palermo.

Este año vamos a seguir con la literatura, pero vamos a usar una forma particular de este arte. Tal vez no lo hagamos siempre, pero si sale bien, creo que mayoritariamente. Esa forma de literatura es el cuento.

El cuento, según los que saben es una narración corta de un hecho real o ficticio, que tiene como objetivo, además de informar de la situación que se desarrolla en el mismo, el de dejar algún “ganchito” para el aprendizaje o la reflexión. Así que como esta columna se trata tanto de literatura como de reflexión, vamos a intentar de usar cuentos de todas las épocas para pensar y si se puede mejorar en algo.

Para usar una definición de alguien que sabe de esto más que yo, déjenme citar a don Julio Cortazar, que de los cuentos dice lo siguiente:

"(…) un cuento es un relato en el que lo que interesa es una cierta tensión, una cierta capacidad de atrapar al lector y llevarlo de una manera que podemos calificar casi de fatal hacia una desembocadura, hacia un final."


Así que si la selección de cuentos termina siendo buena, vamos a tener suspenso, tensión y tal vez algo de fatalidad… pero de la buena.

Vamos a leer algunos cuentos de los llamados populares, que son tan antiguos como la humanidad. Muchos de estos cuentos populares llegan con el tiempo a denominarse leyendas, y estos, en general, son del pueblo. Si tuvieron, autor lo perdieron hace mucho. Con lo cual, si bien en algunos casos podré citar de donde vienen, lo más probable es que no pueda, o que alguien ya los haya escuchado viniendo de otro lado.

Aparte de estos cuentos populares voy a traer alguna vez otros que se llaman cuentos literarios. Estos son en general escritos y por ese motivo tienen normalmente autor conocido y forma concreta. Lo cierto es que cuando un cuento gusta se cuenta, se adapta, y con el tiempo, por ser bueno, se transforma en cuento popular.

Hablando de cuentos populares, no sé si recuerdan que el año pasado mencionamos un libro llamado: The Beatles, Dos de Nosotros (a), en el mismo los autores, se refieren a los temas de música, o a los poemas letras de las canciones, de una forma que me pareció excelente y por eso quiero volver a traer esa cita a colación. Ellos dicen en este libro así:

Un cuento (…) pasa de generación en generación y es como si se escribiese nuevamente cada vez que alguien (…) lo lee (…). Es un legado que cada nueva generación, afortunadamente, va asumiendo como propio.


Traigo a colación esta cita, porque lo que vamos a intentar hacer aquí este año es justamente eso. Hacer pasar cuentos de generación en generación. Rescribiéndolos muchas veces. Dándole a ese legado de sabiduría encerrado en el cuento la importancia necesaria como para que no se pierda. Asumiendo como propios, aunque con respeto por los millones de personas que antes que nosotros hicieron lo mismo, los contenidos, las enseñanzas, las lágrimas y las sonrisas que estos cuentos no puedan traer y dejar. Sintiéndonos así en la obligación de que no mueran en nosotros, sino que se hagan carne, y porque no, también letra de una nueva versión contada. ¿Están de acuerdo?

Bueno como hoy es el Día de la Mujer vamos a contar un cuento que tiene que ver con las mujeres. Concretamente con la creación de la mujer. Este relato anda dando vueltas por Internet, así que tal vez lo escucharon o leyeron. Yo tomé una de las tantas versiones que hay y la luckcisé un poco. Ahí les vá:


No se sabe bien cuándo el creador terminó por crear a la mujer, si dentro de los famosos seis días o después. Para el caso da lo mismo. Lo que si es bastante verificable es que fue una de las últimas cosas que creó. Las mujeres dicen que debido a esto, a que el creador había ya aprendido y ganado experiencia, ellas salieron “tan pero tan perfectas”. Pero lo cierto es que más allá de que esto puede ser verdad, el pobre tenía a esa altura muy pocos materiales. Después de todo ya había hecho el cielo y la tierra, los mares y las montañas, los peces y los pájaros, las plantas y los animales terrestres… y finalmente al dichoso hombre, -aclaremos que en su versión de varoncito-.

A pesar entonces de no contar con muchos materiales, ni corto ni perezoso, comenzó el creador su obra con mujer. Para hacerlo tomó: la redondez de la luna y las suaves curvas de las olas, la adherencia de la enredadera y el tembloroso movimiento de las hojas, la esbeltez de las palmeras y las delicadas tonalidades de las flores. También la extrema resistencia del diamante, la dulzura de la paloma y un poco de la crueldad de la rosa con espinas, algo de la frialdad de la nieve y todo el ardor del fuego. Para ir completando tomó la dulce mirada de los ciervos recién nacidos, la alegría de los rayos de sol y la timidez de la tórtola, la vanidad del pavo real y por supuesto la suavidad de su hermoso plumaje. Mezcló todos los ingredientes, le dio forma y se la entregó al hombre. El susodicho feliz, aunque obnubilado y confundido, ya que no estaba seguro de qué hacer con ella.

Dicho y hecho, a la semana el hombre vuelve con la mujer y pide hablar con el creador. Cuando es atendido, con tono de pocos amigos, el hombre lo increpa diciendo: -“Señor, la criatura que me presentaste los otros días me hace infeliz. Requiere toda mi atención y jamás me deja sólo. Habla intensamente, llora sin motivo y se divierte haciéndome sufrir, por lo que vengo a devolvértela pues ya no puedo vivir con ella”. El creador lo mira con algo de cariño y mucho de resignación y le dice: -“No te preocupes. Déjala conmigo”. No pasaron tres días antes de que el hombre volviese. Al ser recibido, esta vez con tono humilde y arrepentido, reconoce: -“Señor, me encuentro muy solo desde que te devolví a la mujer. Ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y su mirada era una caricia, reía y su risa era musical, era bella de mirar y dulce de tocar. Devuélvemela pues no puedo vivir sin ella.


Y así fue que se creó a la mujer y que el hombre no puede vivir sin ella. Así que hoy, en el día que recordamos especialmente lo especiales que son las mujeres, felicidades a todas.




J. R. Lucks






Bibliografía:

(a) The Beatles, Dos de Nosotros, Ester Vicente y Gustavo Ghisalberti, año 1997.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que leer hasta el final porque sino parece otro de esos "chistes machistas". Muy bueno.