jueves, junio 28, 2007

28-06-07. Un nuevo decálogo y una oración desesperada

Ahora que están de moda los decálogos, encontré uno el otro día que me pareció bárbaro. Éste, aparentemente elaborado por el Departamento de Policía de la ciudad Houston, en el Estado de Texas, Estados Unidos de América, se titula: Cómo hacer de tu hijo un delincuente. Dice así:

1) Comience desde la infancia a no negarle a su hijo nada de lo que desee. De ese modo, cuando crezca, él pensará que el mundo tiene la obligación de darle todo lo que pida, sólo por pedirlo.
2) Cuando empiece a decir malas palabras, ríase. De ese modo él creerá que eso es simpático. Esto lo incentivará a no respetar a sus mayores, y a no saber lo que es desubicarse.
3) Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa. Haga todo por él para que aprenda a descargar sus responsabilidades sobre los demás.
4) Discuta con frecuencia, en su presencia, por cosas irrelevantes. Así el aprenderá a ser inflexible, sin tener en cuenta a quién pueda herir por defender opiniones sin importancia.
5) Entréguele todo el dinero que le pida. No deje que se esfuerce en ganar el suyo propio.
6) Satisfaga todos sus deseos de comidas y caprichos. Siga creyendo que un sano límite, y corrección, pueden causarle frustraciones perjudiciales.
7) Cuando de porte mal, defiéndalo contra vecinos, profesores y policías. De esa manera él considerará que todo el mundo está en su contra y por eso lo molestan con reglas y prohibiciones.
8) Evite el uso de la palabra “equivocado”, o “incorrecto”. Así nunca sabrá lo que es arrepentirse. Esto le permitirá creer que puede ir por la vida hacienda lo que desee, sin considerar a los que le rodean.
9) Cuando él comience a encontrarse en problemas serios vaya ensayando esta disculpa: nunca pude dominarlo.
10) Vaya buscando un asilo de ancianos, y depositando mensualmente algo de dinero para cuando usted sea viejo y no pueda mantenerse, ni contar con su hijo.

Que tal, les gustó. Me pareció interesante, porque toma cosas que son cotidianas, y no es sólo con nuestros hijos, muchas veces nos tratamos así a nosotros mismos, y después nos preguntamos porque no tenemos relaciones duraderas, o porqué sentimos vacía nuestra vida. Nos maleducamos a nosotros mismos. Y hacer la inversa de lo que dice el decálogo, o sea:

Decirnos que “no” a lo que sabemos que no es bueno para nosotros, y saber ponernos límites.
Respetar a los demás y saber ubicarnos.
Ser ordenados.
Darle a cada cosa su verdadero valor y no ser obstinados.
Saber esforzarnos por lo que queremos.
Asumir responsabilidades, reconocer errores, y saber pedir disculpas.

…no parece tan difícil, no es que haya que ir a la universidad para eso, o que haya que ser una especie de superdotado o tener capacidades especiales y únicas. Lo único que hay que hacer es darse cuenta, y empezar de una vez a tratar de hacer al menos una de estas por día hasta tomarle el gusto. Así, que aparte del decálogo, les traje un cuento que me pareció apropiado. En realidad es una especie de oración (a) de un niño, al Dios que sea, no particularmente al de ninguna religión, es una expresión de deseo, no importa la “marca” de la religión a la cual este Dios era representante. La oración dice así:


Señor, esta noche te pido algo especial.
Por favor conviérteme, porque quisiera ocupar un lugar importante en mi casa.
Quisiera poder congregar a todos los miembros de la familia a mi alrededor.
Ser el centro de atención al que todos quieren escuchar sin ser interrumpido ni cuestionado.
Que me tomen en serio cuando hablo.
Sentir que se preocupan, y me tratan especialmente cuando algo no funcione bien conmigo.
Tener la compañía de mi papá cuando llega a casa, aunque esté cansado del trabajo.
Que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida, en lugar de ignorarme.
Que mis hermanos se peleen por estar conmigo.
Divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada útil.
Vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado.
Señor, no te pido mucho, todo esto lo vive… cualquier televisor.
Amén.

Cada uno en su casa, aparte de ver el rating del programa tal o cual, o del evento deportivo A o B, debería poner a sus hijos o a sus seres queridos en esa grilla de rating, ¿no? A ver que da.

Un viejo proverbio chino dice:
Si haces planes para un año siembra arroz. Si haces planes para diez años planta un árbol. Si hace planes para toda la vida, educa a tu hijo con valores.

Así que bueno, espero que en la inversa del decálogo encontremos algunos valores para educar, y re educarnos si nos hace falta, y que con el truco del rating le asignemos a esta actividad el tiempo que se merece.



J. R. Lucks


Bibliografía

(a) La oración original puede encontarse, bajo el nombre de: Oración de un niño de Fin de Siglo, en: http://www.deaccioncatolica.com.ar/






Por favor deje sus impresiones sobre lo publicado dando “click” sobre la palabra comentarios debajo de este recuadro. Muchas gracias.

jueves, junio 21, 2007

21-06-07. De cómo alimentar a un lobo bueno

Hoy quiero compartir algo para ver si nos ayuda un poco a desenchufarnos, sobre todo en esta época de tanta tensión, de tanta preocupación, de tanta campaña política, sucia y limpia, que no son demasiado diferentes.

Es un cuento que habla de un cacique (a), que estaba rodeado de los niños de su tribu. En un momento de la charla les dice:

-Una gran pelea está ocurriendo en mi interior y es entre dos lobos.
-Uno de los lobos representa la maldad, el temor, la ira, la envidia, el dolor, el rencor, la avaricia, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, la mentira, el orgullo, la competencia, la superioridad y la egolatría.
-El otro la bondad, la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la dulzura, la generosidad, la benevolencia, la amistad, la empatía, la verdad, la compasión y la fe.
Los niños lo miraban con grandes ojos que denotaban miedo y a la vez curiosidad y esperanza.
-Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes, y también dentro de todos los seres de la tierra.
Uno de los niños le preguntó con la voz más suave del mundo.
-Abuelo, dime: ¿cuál de los lobos ganará?
Y el viejo cacique respondió simplemente... -¡El que alimentes!

Así que me puse a pensar como alimentar a este lobo bueno. Al que representa la bondad, la paz, el amor. Buscando encontré un artículo de un psicólogo vasco, Patxi Izagirre, que no hace mucho publicó en un diario (b) la siguiente nota que paso a leer:

"En estos tiempos en los que cuidamos nuestra alimentación y entendemos que somos lo que comemos, quiero hacer hincapié en que somos lo que pensamos. […] Pienso que la mayoría estamos de acuerdo en que una equilibrada alimentación, el adecuado descanso y ejercicio moderado, favorecen el fortalecimiento de las defensas del organismo, y lo preparan para defenderse del ataque de infinidad de gérmenes que habitan en el exterior […]".

Entiéndase por gérmenes a políticos habladores, gente que nos cuenta porquerías sólo para hacerse los graciosos, programas de radio, televisión, diarios y revistas de esos que publican noticias inventadas o que por no tener nada útil que mostrar sólo se burlan de gente sencilla, en fin, eso que nos bombardea todos los días.

"El sistema inmuno psíquico por tanto, también necesita de una adecuada alimentación de afectos e ideas, para que las defensas psíquicas nos protejan de las crisis vitales.
[…] ¿Cuáles podrían ser estas vitaminas para el alma, cuales los nutrientes adecuados?"

Se pregunta el amigo Patxi, y se contesta:

"La vitamina C del aparto psíquico es la estima o el reconocimiento. Cuando una persona se siente valorada como amigo, compañero de trabajo,…, su sistema inmuno psíquico se refuerza de una manera preventiva ante las adversidades que pudieran venir. […] el segundo gran grupo de nutrientes para la armonía psíquica es la empatía y el dar afecto al otro. Curiosamente es una vitamina que al darla, crece proporcionalmente. Desde la sabiduría popular sabemos que recibes aquello que das, […]. El secreto está en el dar, dándose también a uno mismo, sino caeremos en el error de la dependencia […], que deriva en el deseo de agradar. […]. ¿Y cuál sería entonces el tercer soporte para la salud básica del alma? En mi opinión tiene ver con la capacidad de tolerar la frustración. Cuando la persona sabe sentirse libre dentro del límite y es capaz de admitir con humildad la propia impotencia humana, entonces está preparada para encontrar el equilibrio al desequilibrio."

No parece tan difícil darle de comer al lobo bueno: buscar lugares donde nos valoren; ser empáticos, o sea valorar e interesarnos por los que nos rodean; y saber que tenemos límites, conocerlos y reconocerlos. Sigue nuestro “psicólogo - nutricionista”:

"Por tanto, si fuésemos capaces de crear unos hábitos psíquicos saludables y basados en las ideas mencionadas como nutrientes básicos, quizás conseguimos que nuestro aparato inmuno psíquico se armonice de manera adecuada y seremos capaces así, de concretar actividades para el alma […]. Desde el contacto con la belleza del arte y la naturaleza, a las prácticas de silencio mental o descanso de las digestiones psíquicas, no es bueno “pensar” entre horas. No hacer nada también es hacer algo importante."

Que les parece, ¿podremos darle de comer al lobo bueno? No digo hacerlo engordar, pero al menos tirarle un hueso de vez en cuando.



J. R. Lucks


Bibliografía:

(a) Se puede encontrar la versión desde la cual se realizó la adaptación de este
cuento en: http://www.slideshare.net/sobremonte/los-dos-lobos/

(b) Fuente: http://www.diariovasco.com








miércoles, junio 13, 2007

14-06-07. Oposición oficialista y esperanza para las futuras generaciones

Hoy quiero hablarles algo de política, pero no para deprimirlos, sino para que se rían un poco y tal vez hasta para dejar una luz de esperanza. En algunas columnas del año pasado, trajimos citas de autores como Jonathan Swift, irlandés, o Mark Twain, norteamericano, los cuales, si bien conocemos por distintas obras supuestamente para niños, o por trabajos literarios de ficción, lo cierto es que eran autores críticos de sus realidades, y por sobre todo de sus gobiernos y de la justicia imperante en sus épocas.

Hoy rescato a un autor similar llamado Ambrose Bierce. Un estadounidense de fines del siglo XIX, que fue periodista, escritor de cuentos y pequeños relatos. Muy, pero muy crítico de su época, y brutalmente satírico. Una de las cosas que escribió, es un diccionario llamado: El diccionario del diablo (a). Es una versión personal, en la cual él define algunos términos desde su punto de vista crítico. Extraje algunas de estas definiciones que tienen que ver con la política y la diplomacia, para tener una idea clara de cómo pensaba este hombre. Van así:

Política: Conflicto de intereses disfrazados de lucha de principios. Manejo de los intereses públicos en provecho privado.

Conservador: Dícese del estadista enamorado de los males existentes, por oposición al liberal, que desea reemplazarlos por otros iguales o peores.

Delegado: (También conocido como “Ñoqui” en algunos países sureños). Pariente de un funcionario. El delegado es, por lo general, una persona con un intrincado sistema de telarañas que bajan de su nariz a su escritorio. Cuando algún ordenanza lo golpea accidentalmente con la escoba, despide una nube de polvo.

Cónsul: En política, persona que no habiendo podido obtener un cargo público por elección del pueblo, lo consigue del gobierno a condición de abandonar el país.

Diplomacia: Arte de mentir en nombre del país.

Candidato: Caballero modesto que renuncia a la distinción de la vida privada, y busca afanosamente la honorable oscuridad de la función pública.

Candidatear: Proponer una persona adecuada para que sea enlodada y abucheada por la oposición.

Bolsillo: Tumba de la conciencia.

Difamar: Atribuir maliciosamente a otro, vicios que no hemos tenido la oportunidad de practicar, aún.

Interesante ¿no? Alguien que llega a pensar así de la política, no lo hace por casualidad, debe tener que ver con una gran decepción, con vivir en un lugar en la que impera la corrupción, la injusticia, etcétera.

Bueno, pero como acá contamos cuentos, voy a contarles algo del amigo Ambrose. Éste en particular relata los comienzos de la democracia en un país que la copia de otros, evidentemente más maduros. La esperanza, es que tal vez con el tiempo, y la práctica, la cosa se estabiliza y se transforma en algo decente. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia:

“El tirano de turno de Acasehaceloqueyodigolandia, que había estado en el extranjero para estudiar la ciencia del gobierno, designó a un centenar de sus súbditos más gordos, miembros de un parlamento que se suponía, debía legislar. A cuarenta de ellos los nombró: Partido de la Oposición, y dispuso que su Primer Ministro los instruyera cuidadosamente en la tarea de oponerse a toda iniciativa. Sin embargo, el primer proyecto puesto a votación fue aprobado por unanimidad. Muy descontento, el rey lo vetó, informando a los miembros de la oposición, que si volvían a hacer eso, pagarían con la cabeza. En el acto, los cuarenta opositores se suicidaron.
-¿Y ahora? -preguntó el rey- Es imposible mantener las instituciones liberales sin un Partido de Oposición.
-No hay problemas -replicó el Primer Ministro-, es cierto que esos perros de las tinieblas ya no tienen sus credenciales, pero no todo está perdido. ¡Yo se lo arreglo jefe!
Seguidamente el Primer Ministro hizo embalsamar y rellenar de paja los cadáveres de los opositores y los clavó a las bancas legislativas. En lo sucesivo, cada ley fue aprobada con cuarenta votos en contra, y la nación prosperó. Pero un día el ejecutivo remitió un proyecto de impuesto a las verrugas y fue derrotado, porque a nadie se le había ocurrido clavar también a sus bancas a los legisladores oficialistas... Esto enfureció tanto al rey, que el Primer Ministro fue ejecutado, el parlamento disuelto con una batería de artillería, y el gobierno del pueblo, por el pueblo, y para el pueblo, desapareció a cambio de una nueva tiranía y hasta que la misma se pasara de moda”.

Vuelvo a enfatizar, cualquier semejanza con la realidad, es pura coincidencia. Me pareció interesante. Más allá de lo duro del cuento, al igual que las citas que usamos el año pasado de Swift o Twain también criticando a sus gobiernos y sistemas judiciales, evidentemente en los países de donde provenían hubo evolución. Esos países con el tiempo mejoraron, tal vez ninguno sea perfecto aun hoy, pero claramente cambiaron y sus instituciones se estabilizaron. De una u otra manera la decencia ganó terreno. Así que es cuestión de persistir, de seguir insistiendo en lo bueno y de buscar mejorar, de confiar y trabajar para que en alguna generación, lo que dice este cuento no nos suene tan real y cercano. Para que esa futura e hipotética generación en la que ponemos esperanzas, pueda asombrarse y reírse de cuentos como éste sin tener que auto-compadecerse.







J. R. Lucks


Bibliografía



a) El cuento adaptado para esta columna, fue tomado de un original incluido bajo la definición de la palabra “Oposición”, en el Diccionario del Diablo, de Ambrose Bierce. Una versión digital del mismo puede encontrase en la siguiente dirección web:
http://www.ciudadseva.com/textos/otros/dicdia02.htm





jueves, junio 07, 2007

08-06-07. Aptitudes y actitudes. De tal palo tal astilla

Hoy tengo dos cuentos, que abordan el tema de las actitudes y las aptitudes. Ambos tocan la temática de maneras diferentes pero creo que complementarias. El primero (a) dice así:

“Mi hijo nació hace pocos días, llegó a este mundo sin problemas por suerte... Pero yo tenía que viajar, ¡Justo esa semana tenía tantos compromisos!
Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba, comenzó a hablar cuando yo no estaba... Cómo crece rápido mi hijo. ¡Cómo pasa el tiempo!
Mi hijo, a medida que crecía me decía: -¡Papá, algún día seré como vos! ¿Cuándo volvés a casa, papá?
-No lo sé, hijo, hoy tengo una cena de negocios, pero tal vez el fin de semana jugaremos juntos; ya lo verás.
Mi hijo cumplió diez años hace pocos días y me dijo: -¡Gracias por la pelota, papá! ¿Querés jugar conmigo?
-Hoy no puedo, hijito; tengo muchísimo que hacer. Pronto, te lo prometo.
-Está bien, papá, otro día será.
Se fue sonriendo. Siempre fue muy comprensivo. Se fue a jugar solo diciendo: -Algún día seré como vos papá.
Mi hijo regresó de la universidad el otro día, todo un hombre. -Hijo, estoy orgulloso de ti, -le dije- siéntate y hablemos un poco.
-Hoy no, papá, tengo que ir a ver a mi novia y salir a festejar con amigos. Por favor prestame el auto, así hago más rápido, ya que tengo que salir por la noche a una entrevista de trabajo, mañana mismo, en otra ciudad.
Ya me jubilé y mi hijo vive en esa otra ciudad. Hoy lo llamé: -¡Hola hijo, quiero verte!
-Me encantaría, padre, pero es que no tengo tiempo; vos sabés, mi trabajo, mis hijos. ¡Pero gracias por llamar, fue muy bueno oír tu voz!
Al colgar el teléfono me di cuenta, de que mi hijo, había logrado, definitivamente, ser como yo”.

¿Que tal?, la actitud del padre se había transformado en la aptitud del hijo, en su forma de ser. Muchas veces nos pasa esto. Las aptitudes son adquiridas. Uno aprende, y: ¿de qué aprende? Aprende de libros, aprende en universidades, aprende de discursos… pero por sobre todo aprende de actitudes de sus padres. “Si mi padre tira el cigarrillo prendido por la ventana del auto en la autopista, debe estar bien. Cuando sea grande no sólo voy a fumar, sino que también voy a manejar con una sola mano como él, y voy a tirar la ceniza y la colilla por la ventana, así no se ensucia el cenicero. El cenicero después de todo es para poner las monedas, como lo usa papá”.

Será que no nos damos cuenta de esto, tan sencillo y lógico. Nuestras actitudes se transforman en las aptitudes de nuestros hijos, las buenas, pero por sobre todo las malas. En fin. Yo quiero ser un eterno optimista, y creo que estamos a tiempo. Siempre estamos a tiempo de cambiar nuestras actitudes de hoy para que las aptitudes de nuestros hijos sean mejores que las nuestras.

El otro cuento (b) enfoca la cosa desde una óptica distinta, y tiene que ver con el hecho de que muchas veces estudiamos y nos preparamos mucho pero no nos predisponemos correctamente para encarar la vida. La lucksización de este cuento dice lo siguiente:

“Había una vez un pintor que no lograba que sus cuadros y retratos le gustasen. El sabía, más allá de lo que los críticos de arte le confirmaban, que en el mejor de los casos lo que él producía era mediocre, deslucido. Por mucho que se esforzaba no lograba transmitir en sus trabajos lo que pretendía retratar.
No era una persona de no hacer el esfuerzo, así que fue a todas las esuelas que encontró, tomó todos los cursos, probó diferentes técnicas para ver si era más apto a una que a otra… y nada. Mediocre parecía ser el máximo al que podía aspirar.
Un día, muy turbado por no poder sacar el jugo de toda la instrucción que había recibido, entra sin darse cuenta en un templo Zen. Un viejo maestro lo ve, y se le acerca para preguntarle que era lo que lo tenía así de abatido.
Nuestro pintor mediocre le cuenta su historia y su preocupación. El maestro parece no prestar atención a los detalles y sin embargo comienza a hacer una gran cantidad de preguntas sobre la vida del pintor, sobre sus costumbres, sobre su familia y amigos, acerca de la relación de nuestro protagonista con la naturaleza y con la vida en sí.
Luego de contestar a muchas de estas preguntas y ante un repentino silencio del maestro, nuestro frustrado amigo pregunta que debe hacer, si debe seguir aprendiendo y perfeccionándose para acceder a su objetivo.
El maestro, que a todo esto había cerrado sus ojos y parecía estar en estado de meditación, se torna hacia él, pone una mano en su hombro y le dice:
-Amigo mío, no es seguir llenándote de aptitudes lo que hará de ti un gran pintor. Las técnicas pueden aprenderse en cualquier lado y en cualquier momento. Todo lo contrario. Vacíate primero. En el arte, y en mucho la vida, depende de la contemplación y de la reflexión. Vacíate de preconceptos y preocupaciones. Contempla la montaña, déjala entrar en ti. Luego, una vez que la montaña en ti sea más grande que el deseo de alabanzas por tu pintura, lograrás plasmarla cuatas veces quieras con lo que ya aprendiste”.

¿Les gustó? La filosofía Zen tiene mucho de esto, de contemplación, de vaciarse de uno mismo para dejarse llenar de lo que nos rodea, Esta es la forma de alcanzar la iluminación, o esa sabiduría que está allí y que muchas veces no vemos por estar solamente mirándonos el ombligo. Adquirir aptitudes es importante. Pero nuestras actitudes ante la vida, ante lo que queremos aprender, ante lo que tenemos que producir, son muchas, sino todas las veces, definitivamente más importantes.

Aprender sin la actitud correcta es malgastar el tiempo del discípulo y del maestro. Tenemos que entrenarnos. Tenemos que invertir tiempo en aprender. Pero por sobre todo tenemos que poner ganas, para aprender bien. Con ganas y esfuerzo todo se consigue. Con esfuerzo solo no llegamos más que a mediocres. Sólo con ganas no pasamos de soñadores. Ganas “y” esfuerzo. Actitudes “y” aptitudes. Pero, definitivamente, actitudes, y de las buenas, primero.




J. R. Lucks


Bibliografía

a Otra versión de este cuento puede encontrarse en la siguiente dirección web:
http://www.deaccioncatolica.com.ar/reflesem/refle105.htm

b El cuento: “Un pintor mediocre”, que se utilizó para esta adaptación puede encontrarse en: Cuentos ZEN, Guido Tavani. Editorial Quadrata, año 2007.