jueves, abril 19, 2007

19-04-07. La risa y las balas que causan alergia.

Hoy les quiero hablar de la risa.

Los otros días, un amigo que me crucé, un poco de casualidad y otro poco por andar buscándolo, me encontró un poco enojado, como sacado de mis cabales, aparte un poco des…., y me dijo “vos lo que tenés que hacer es reírte de vos mismo”. Lo escuché con atención, intentando encontrar el fondo de lo que me decía, y a pesar de que en ese momento no pude, igualmente me cambió el ánimo. Me dio por un lado lo que sentí como una luz de esperanza en ese momento de caída. Pero por sobre todo algo para trabajar: entender que significaba esto de reírse de uno mismo. Está claro que mi amigo no me recomendaba ser cruel con mi propia situación y reírme o gozar con mi dolor de alguna forma masoquista. Me invitaba a dos cosas que creo haber entendido, después de haber buscado y rebuscado, entender.

Por un lado me recomendaba una de las medicinas más baratas, shh que no nos oigan los laboratorios. Anduve un poco por la web entendiendo algo de la risa, y no es novedad, pero la risa se ha transformado en una forma de terapia, de hecho se la llama risoterapia. En una página científica (a) que explica los efectos de la risoterapia dice que la risa aporta múltiples beneficios:


“... rejuvenece, elimina el estrés, las tensiones, la ansiedad, la depresión, el colesterol; adelgaza, ayuda a combatir los dolores, el insomnio, los problemas cardiovasculares, respiratorios y en general de cualquier enfermedad. Dicen los expertos que hasta 400 músculos se ponen en actividad en un ataque de risa. Los pulmones mueven el doble del volúmen de aire, lo que mejora la oxigenación de la sangre y los tejidos. Los abdominales se contraen con sacudidas que terminan por brindarles un excelente masaje a los órganos internos. Las piernas y los brazos se relajan, y se estiran los huesos de la columna, lugar donde se acumulan tensiones”.

No se como todavía el gobierno no cobra impuestos por esto. Pero eso no es todo: la risa además estimula las endorfinas, que son unas hormonas que tienen un efecto muy importante en el refuerzo del sistema inmune, por lo tanto, mientras estamos de buen humor, estamos mejor protegidos contra cualquier enfermedad o virus. Pero mi amigo no me recomendaba reírme solamente, sino reírme de mi mismo. Había algo más. Así que me puse a buscar en los cuentos algo que me iluminara, que me diese una pista de cómo hacer esto pero bien, o sea creciendo en el proceso, curándome no hiriéndome más.

Encontré un par de cosas. Primero un cuento muy chiquito que dice así:

A un señor, como cualquiera de nosotros, se le habían casado hacía muy poco sus dos hijos. Una mujer y un varón. Un conocido se lo encuentra por la calle y le pregunta como van los matrimonios. El padre de los recién casados contesta:
- Sinceramente más o menos. Con María muy bien, se encontró un caballero encantado que la trata como a una reina. Le ha regalado un coche, le compra todas las joyas que quiere y le ha contratado un montón de sirvientes. Incluso le lleva el desayuno a la cama y le permite levantarse a la hora que quiera. ¡Un verdadero encanto de hombre!"
- En cambio José ha tenido tan mala suerte… a su mujer el pobre le ha regalado un coche, la ha cubierto de joyas y ha puesto a su servicio no se cuantos criados... ¡Y ella se queda en la cama hasta el mediodía! ¡Ni siquiera se levanta para prepararle el desayuno!"

Se entiende no. Puntos de vista. Lo que para la hija era maravilloso hacía de su nuera una mala mujer. Y lo que pensé fue eso. Para reírme de mi mismo, sólo alcanza con cambiar el punto de vista. Me imaginaba por ejemplo cuando estoy en el tráfico, enojado, desesperado… y me dije a mi mismo: que pasa si veo a un tipo así pero en una película, en uno de esos grotescos exagerados. Seguro que me río, me causa gracia, y si la situación me causa gracia porque no reírme de la misma situación cuando me pasa a mí. Me pareció que era una buena idea para empezar a trabajar esto de reírme de mí mismo. Si disfrutamos con cosas absurdas que les pasan a los demás, porque no intentarlo sobre las que nos pasan o las que producimos nosotros: como peleas con seres queridos por tonterías, o estados de nerviosismo por llegar tarde a lugares en los que no nos esperan y cosas así. Esto ni siquiera implica ponerse en el lugar del otro, sólo ponernos en espectadores de nosotros mismos. No me pareció tan imposible. Y si eso me hace reír, que hace bien, y aparte me ayuda a relajarme y a poder alejar una amargura por reírme de mis actitudes tontas, ¿porqué no intentarlo al menos?

En fin, me pareció interesante y lo quise compartir. Pero estaba enganchado, así que seguí buscando cuentos y encontré otro (b) que me pareció fantástico, porque va un pasito más allá. Es de alguien que no sólo se ríe de sí mismo, sino que por su actitud cambia el humor de los que lo rodean y hace que algo que seguramente iba a ser malo se transforme en bueno. La versión lucksizada dice así:

José es un tipo que siempre está de buen humor. Siempre le busca el lado positivo a las cosas, y la verdad, es que de tanto buscar siempre se las encuentra.
Cuando alguien le pregunta como hace, el responde:
- Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: hoy tenés dos opciones: podés escoger estar de buen humor o de mal humor. Y siempre elijo estar de buen humor. Cada vez que me sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello, y escojo aprender de ello. Todo en la vida es acerca de elecciones. Vos elegís cómo reaccionas ante cada situación, vos elegís cómo la gente afectará tu estado de ánimo.
Un día a José lo asaltaron. Mientras buscaba en sus bolsillos para entregar su billetera, nervioso por la situación la dejó caer al piso. Los asaltantes se asustaron y le dispararon. Por suerte fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, mi amigo fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo. Me encontré con él seis meses después del accidente, y cuando le pregunté como estaba, me respondió como era habitual: de muy buen humor.
Le pregunté que pasó por su mente en el momento en que lo llevaban al quirófano. Contestó:
- Los médicos estuvieron muy bien. No dejaban de decirme que iba a mejorar. Pero cuando me llevaron al quirófano, y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté.
Podía leer en sus ojos que en verdad era muy grave. Supe entonces que tenía que hacer algo con su actitud.
- ¿Qué hiciste?, pregunté.
- Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grité: Si, a las balas
- Mientras reían, les dije: estoy eligiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto.
Mi amigo vivió porque los médicos eran muy buenos, pero sobre todo por su asombrosa actitud.


¿Gustó? Reírse. Reírse de uno mismo. Y por sobre todo actitud positiva. Ojalá nos animemos, porque la fórmula no falla y por ahora es gratis.




J. R. Lucks





Bibliografía

(a) Material obtenido en la siguiente dirección web:
http://www.familia.cl/ciencia/risoterapia/risoterapia2.htm

(b) Otra versión de esta historia puede hallarse en la siguiente dirección web:
http://www.geomundos.com/salud/espiritualidad/la-historia-de-pepe_doc_9505.html

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