… continúa de la columna anterior…
Decisiones, y no las del tema de ese nombre que canta Rubén Blades (también duras de tomar).
Sin duda, es una decisión importante el momento en el que se empieza a volver del viaje de ida… ¿y si no se decide volver que pasa, no se vuelve? Sí… sí. Se vuelve igual, nada más que se desaprovecha la vuelta.
El amigo Cortez nos sigue cantando sobre el asunto, al menos sobre lo que a él le parece.
“Si a partir de mañana decidiera vivir la mitad de mi muerte
o a partir de mañana decidiera morir la mitad de mi vida,
a partir de mañana debería aceptar, que no soy el más fuerte,
que no tengo valor ni pudor de ocultar mis más hondas heridas”.
Ahora sí, en esta estrofa se nos propone con claridad qué es morir la muerte y vivir la vida. Esto es, para el autor, aceptar que no se es el más fuerte… esto es no tener el valor ni el pudor de ocultar las heridas.
“Si a partir de mañana decidiera vivir una vida tranquila
y dejara de ser soñador, para ser un sujeto más serio,
todo el mundo mañana me podría decir: ‘se agotaron tus pilas,
te has quedado sin luz, ya no tienes valor, se acabó tu misterio’”.
Por el contrario entonces, vivir la muerte y morir la vida es “vivir una vida tranquila”, dejar de soñar y ser serio; no tener más pilas, ni luz, ni valor, ni misterio.
Decisiones. Ser serio versus ser soñador. ¿O se podrá soñar seriamente? Vivir una vida “agitada” y ocultando heridas, ¿o vivir una vida tranquila y sin ocultar nada, pero con el valor de seguir produciendo luz para nosotros y para otros?
Brutales preguntas para hacerse. Decisiones fundamentales que tomar; porque lo peor que puede pasar, desde mi punto de vista, es que el tiempo pase sin que hayamos escogido qué hacer.
No sé con certeza (ni pretendo convencer a nadie) si Cortez tiene razón o no. Si lo que plantee al principio de esta columna es o no más adecuado; o si debería yo escuchar más versiones para llegar a una conclusión. El asunto es pensar. El asunto es tomar esta maravillosa letra y usarla para reflexionar y decidir cómo encarar el resto del tiempo que a cada uno nos queda (aparte de disfrutarla por el oído); porque de lo que sí estoy seguro es de que vivir en automático, sin plantearse al menos algunas de estas cosas, con certeza no tiene ni luz, ni misterio, ni valor, ni pilas, ni…
Me gusta pensar que cada día es una vida, que cada día se puede ser más y mejor persona; que cada día es una oportunidad para “darle para adelante”, a pesar de saber que no se es el más fuerte. En esta parte de mi vida –sin dudas la segunda– no dudo ya que cada día es un misterio, y vivirlo es desentrañarlo para “ofrecerse” al siguiente.
Por eso, no sé realmente si tenga que esperar hasta mañana. Si quiero empezar a vivir la mitad de mi vida (la que me queda por delante sea o no cronológicamente igual a la primera parte), luego de haber tomado la decisión de cómo hacerlo… ¿porqué no hacerlo a partir de hoy?
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